Por José Garriga
Picó, Profesor de Ciencia Política en la UPR-RP
Lunes, 2 de abril
de 2012
Me encanta
escribir para ustedes estas columnas.
Las horas que cada semana le dedico a la tarea de investigar, pensar y
escribir éstas, las disfruto intensamente.
Tanto porque me deleita el oficio de escribir, como porque me da la
oportunidad de expresar mis ideas. Antes
de escribir, sin embargo, tengo que, por así decirlo, “meterme en su mente”
para averiguar sobre qué quieren ustedes leer.
Esta semana esta tarea se me hizo fácil. Estoy seguro que para mis
lectores asiduos, en este momento el tema más apremiante es el plebiscito. Muchos me han enviado mensajes a
GarrigaPico@yahoo.com o me han abordado personalmente para darme su opinión de
que educar el electorado es la tarea más importante que tenemos en este momento. También me previenen de que se ha ido creando
una confusión sobre cómo votar en el plebiscito.
Así que, en
respuesta a ese clamor, y en ejercicio de mi deber como profesor, a partir de
esta columna voy comenzaré una serie, "La Nueva Escuelita de la
Estadidad", dedicada a educar sobre el tema. En ella explicaré de la manera más sencilla
posible diversos aspectos de este asunto.
Revisaré una serie de temas sobre los que usted pudiera necesitar
información para aclararle a sus familiares, amigos y vecinos lo que conlleva
que Puerto Rico se convierta en estado; el proceso en el Congreso para llegar a
serlo; las luchas políticas que hay que dar para obtenerla; el impacto que va a
tener la estadidad sobre la economía, la sociedad y la cultura de Puerto Rico;
y muchos otros aspectos más. La agenda es larga y los adversarios muchos así
que, basta de preámbulos, vamos a comenzar.
¿Cómo debemos
votar en el plebiscito?
Comencemos con
esto que es lo más apremiante debido a la confusión que se ha creado. Debemos estar claros: ningún estadista debe
tener dudas de que la manera correcta de votar es: NO (a la colonia en la
primera parte de la papeleta) y ESTADIDAD (entre las opciones de cambio que
aparecen en la segunda parte de la papeleta).
Votar de otra manera debilita la lucha por la estadidad y lleva a
resultados absurdos, como veremos en detalle adelante. En eso está de acuerdo TODO el liderato del
PNP y todos los grupos de educación estadista.
Sin embargo, han
surgido voces que, de buena fe pero equivocadamente, promueven que los
estadistas voten SI al ELA colonial en la primera parte de la papeleta. Su argumento se puede resumir de la siguiente
manera: "como la presión internacional (léase, Fidel Castro) puede forzar
a Estados Unidos a tener que darnos la independencia si rechazamos la colonia,
entonces votemos SI para continuar la colonia". Los populares y sus aliados antiamericanos e
izquierdosos están súper deleitados de que estadistas confundidos estén
considerando votar a favor del SI.
Vamos al grano:
¿tienen Fidel o Raúl Castro, Hugo Chávez, el Presidente de la China, Hu Yingtao
(胡锦涛), las Naciones Unidas, o, todos estos juntos, poder
para obligar a Estados Unidos a separarnos de la unión? La contestación clara y
definitiva es NO.
Mire, todo el
que entiende el sistema político americano sabe que los Estados Unidos sólo le
darían la independencia a Puerto Rico si se dieran concomitantemente dos
condiciones: primero, que los puertorriqueños votaran mayoritariamente por esa
opción (esa es la manera en que se deciden los asuntos domésticos en EE.UU.);
y, segundo, si en el balance geoestratégico a Estados Unidos le conviniera que
fuéramos una república (así se deciden los asuntos de política exterior en el
Departamento de Estado, en el de Defensa y en el Congreso federal). Ninguna de esas condiciones se va a dar y
nadie ni ningún organismo externo al Congreso pueden obligar a éste a hacer
nada, incluyendo imponerle la independencia a Puerto Rico contra nuestra
voluntad. Esa es la realidad, lo demás
son fantasías.
Por lo tanto,
ningún estadista debe votar que SI a la colonia para combatir el fantasma de la
independencia pues los puertorriqueños no la queremos y a la nación americana
no le conviene política, económica o geoestratégicamente abandonar esta bendita
isla que, como detallaré en próximas columnas de esta serie, ya es parte integral
e inextricable de la política, la economía y la fibra social de la nación
americana. Proponer votar por la colonia para matar un fantasma es absurdo.
Volviendo
entonces al aspecto de estrategia electoral, debo recalcar que no ayuda a la
victoria de la estadidad plantear
alternativas sobre cómo votar en la primera parte de la papeleta suponiendo que
la estadidad va a perder frente a las otras fórmulas. En Puerto Rico llamamos a esa actitud
derrotismo. Para nosotros, el derrotismo
engendra precisamente eso, la derrota. Allá los independentistas y libre
asociacionistas que planeen su estrategia pensando cómo van a reclamar, como
siempre, que ganaron cuando pierdan. Los
Estadistas vamos a ganar y con ese convencimiento vamos a elaborar nuestra
estrategia electoral.
Sin embargo, con
el solo fin de redondear el argumento lógico, supongamos que gracias al voto de
los estadistas gana el SI, y, veamos entonces las consecuencias de esa victoria
suponiendo: primero, que la ESTADIDAD pierde; y, segundo, que gana. Si para la desgracia de Puerto Rico, la
ESTADIDAD perdiera y el SI ganara, todos los estadistas que hayan votado por el
SI habrían perdido la oportunidad de rechazar la colonia y nos habrán condenado
a soportar la colonia, no la independencia, por varias décadas. Pedirle a un estadista que contribuya a que
se perpetúe la colonia con su voto por el SI es absurdo. Más absurdo aún para
un estadista es contribuir a que surja una situación en que gane la ESTADIDAD y
el SI. Aparte de que esos dos votos son contradictorios,
una victoria del SI lo que lograría es invalidar la victoria de la estadidad
dando efectivamente un voto por la colonia.
En ambos casos, gane o pierda la ESTADIDAD el referéndum, el voto por el
SI es un voto por la colonia y es absurdo.
En suma, la
lógica no falla, las especulaciones sobre escenarios fantásticos sí falla. He demostrado con toda la exactitud que nos
facilita la lógica que para un estadista no hay ninguna circunstancia real en
la que le convenga votar SÍ; sólo es racional votar NO. Ha llegado el momento
de dejar las especulaciones ociosas y movernos a la unidad que nos da la
victoria tanto al NO a la colonia como a la ESTADIDAD en el próximo
plebiscito. Así invito a todos los estadistas
a que lo hagan.
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