Por Dr. Hernán
Padilla
Desde el 1898,
el pueblo puertorriqueño no ha podido desprenderse del conflicto sobre su
identidad sociopolítica y lograr una relación política permanente con Estados
Unidos como estado de la unión.
Para comprender la esencia de la
estadidad es necesario conocer el concepto del federalismo. James Madison
defendió al pueblo sobre los líderes gubernamentales y enfatizaba que el poder
no era del gobierno sobre el pueblo, sino del pueblo sobre el gobierno.
El federalismo plasmado en la
Constitución de Estados Unidos le da vida, permanencia y estabilidad al
derecho, a la ley, al orden, al predominio del poder del pueblo sobre los
gobiernos, a la garantía de la libertad de expresión y de prensa y a la responsabilidad
ciudadana que son la esencia del ideal de estadidad.
El prócer puertorriqueño José Celso
Barbosa predicaba que la estadidad es un ideal y como tal viven en el corazón,
la emoción, la fe, la esperanza y las aspiraciones de igualdad del pueblo puertorriqueño.
Creemos que la “Carta de Derechos” de la
Constitución americana es el pilar fundamental que sostiene la aspiraciones del
pueblo puertorriqueño: la libertad, la democracia, el respeto a los derechos
humanos y ciudadanos y los derechos civiles, privilegios e inmunidades de los
ciudadanos de Estados Unidos, incluyendo el derecho a la libre expresión, a
protestar sin perjuicio, a practicar las creencias y la religión de
preferencia, el voto libre para seleccionar gobernantes, la libertad de movimientos
dentro de los estados y entre ellos e internacionalmente y la libertad de los
ciudadanos para tomar decisiones y asumir sus propias responsabilidades.
El estado de Puerto Rico tendrá todos
los poderes incluidos en la Constitución de Puerto Rico y además todos los
poderes de un estado de la unión, como los define y garantiza la Décima
Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, con los mismos derechos,
privilegios, deberes y progreso económico que tienen los ciudadanos de los
otros cincuenta estados.
Disfrutaremos plenamente de la soberanía
compartida dentro de la nación americana sin que el Congreso, a su antojo y
unilateralmente, pueda restringir los poderes autonómicos del estado. Nos
convertiremos en socios, de igualdad de rango, de la federación de estados de
una nación multiétnica y multicultural, y del segundo país del mundo con más
ciudadanos con raíces hispanas del mundo. Puerto Rico sería reconocido mundialmente como uno de los
estados de Estados Unidos y será el
estado hispano con más poder e
influencia en el mundo.
La estadidad garantiza la igualdad
ciudadana y será beneficiosa para todo el pueblo puertorriqueño. Es la mejor
herramienta para poder lograr todas las garantías constitucionales como
ciudadanos americanos y nacionales de Estados Unidos. La estadidad es el único
status que nos preserva y garantiza la ciudadanía de Estados Unidos.
La estadidad nos permite votar en las
elecciones federales nacionales; elegir cinco representantes y dos senadores al
Congreso; el voto presidencial; representación en el Colegio Electoral, y nos
daría amplia influencia y poder político dentro de la nación americana.
El estado de Puerto Rico hará realidad
el compromiso del preámbulo de la Constitución puertorriqueña: “La lealtad a
los postulados de la Constitución federal” y “la convivencia en Puerto Rico de
las dos grandes culturas del hemisferio americano”.
La estadidad
fortalece y garantiza nuestra identidad que nace de desarrollarnos en dos
culturas, la puertorriqueña y la americana y sentará una pauta como un estado
multicultural e hispano de los Estados Unidos de America. Será la culminación
de la lucha por la igualdad que representa la soberanía del pueblo: el derecho
a votar y elegir a los líderes políticos toman las decisiones que afectan al pueblo de Puerto Rico. Eso, en
esencia, es el arreglo constitucional que conlleva la estadidad.