martes, 10 de mayo de 2011

A reconstruir lo destruido por otros

Mensaje del Secretario de Estado de Puerto Rico
Hon. Kenneth McClintock Hernández
Salón de la Fama de la
Agricultura Puertorriqueña
6 de mayo de 2011

Amigas y Amigos…

Agradezco al Gobernador de Puerto Rico, honorable Luis Fortuño, la oportunidad que me ha brindado de, junto a mi amigo, nuestro Secretario de Agricultura Javier Rivera Aquino, representarlo esta noche, en ocasión de inaugurarse el Salón de la Fama de la Agricultura Puertorriqueña.

En la década de los años '40 y '50 el Gobierno de Puerto Rico adoptó una política pública para desarrollar a la industria de la manufactura como principal fuente de empleo, sustituyendo a la industria agrícola azucarera que hasta entonces lo había sido. El cambio abrupto fue devastador en nuestra zona rural, creándose un agudo desempleo y la desestabilización de la estructura económica industrial de una Isla acostumbrada a ser una de las principales fuentes de producción y exportación de azúcar del mundo entero. Entre 1951 a 1968, 17 centrales azucareras cerraron operaciones en Puerto Rico.

El "tiempo muerto" de inactividad laboral que se daba entre zafras, se hizo eterno, y ante la ausencia de una estrategia agrícola con la que enfrentar aquella debacle, el gobierno se inventó una solución dramática y traumática. Decenas de miles de trabajadores de la caña —sin otra destreza que la de la siembra, la zafra y la molienda— fueron empaquetados en masa, emigrados por el gobierno hacia las fincas de tomate y remolachas de los Estados Unidos Continentales, desarraigados de sus familias y comunidades, sin que siquiera se les diera un cursito elemental de Inglés conversacional.

En Puerto Rico padecemos de memoria histórica deficiente. En los últimos dos años se repite al cansancio que las reducciones de personal gubernamental provocados por el menoscabo presupuestario del gobierno, se constituye en el peor momento de crisis laboral de nuestra historia. Los que así lo expresan hábilmente olvidaron sus raíces, de cuando el gobierno creó a la diáspora puertorriqueña en el Norte, .degradando la industria agrícola boricua y exportando a la mano de obra recién desempleada, sin preparación, al continente

Lo trágico de las decisiones de aquel tiempo es que la industrialización de Puerto Rico pudo haberse dado sin el alto precio de abandonar nuestra industria agrícola… de aquello, la agricultura puertorriqueña jamás ha podido recuperarse.

De entonces a hoy, hemos ensayado múltiples estrategias con las que revivirla; reformas agrarias, programas pilotos, métodos experimentales; hmos importado buenas ideas hasta de Israel; tenemos una reserva agrícola en el Valle de Lajas donde apenas se siembra; tuvimos grandes sembradíos de piña pero ahora importamos el jugo o lo elaboramos con materia prima foránea; sembramos camarones en charcas artificiales, las abandonamos, y seguimos consumiendo camarones asiáticos.

Lo único alentador en este panorama, es la experiencia de los últimos años. Los tiempos malos invitan a la reflexión y a la enmienda. En España, como sucedió en Puerto Rico, los trabajadores abandonaron los campos, se mudaron a la ciudad y dejaron el sudor agrícola a los trabajadores inmigrantes. Ahora hay más de cuatro millones de "parados" en España… muchos están regresando a los campos, a reclamar sus antiguos empleos.

La buena noticia es que en Puerto Rico se ha visto surgir una nueva generación de agricultores encabezados por un joven pero conocedor agrónomo, Javier Rivera Aquino, dispuestos a rescatar terrenos fértiles en desuso y ampliar nuestra oferta de productos agrícolas. Lo que ha sucedido en la región sureste es un buen ejemplo del éxito que podemos alcanzar, desarrollando una política pública sensata que dé nueva vida a la agricultura puertorriqueña. La industria cafetalera sigue teniendo problemas serios en su etapa de recogido del grano pero la sapiencia y destreza de los viejos caficultores puertorriqueños ha sido buena herencia para una nueva generación que ha comprobado que, a base de calidad, se compite y se gana dinero.

Nuestra Administración ha tenido las manos llenas enderezando las finanzas del gobierno, superando el déficit presupuestario que amenazó reducirnos a la quiebra colectiva y creando conciencia de que el gobierno no puede seguir gastando más de lo que recibe. Esta agenda de esfuerzo para enderezar a Puerto Rico no excluye sino que, por lo contrario, incluye el fortalecimiento de la agricultura puertorriqueña.

Como adelantó el gobernador Fortuño en su mensaje sobre la situación del Estado recientemente, nuestro joven Secretario de Agricultura tiene el total y absoluto respaldo de su Administración en la implantación de un agresivo programa de fomento agrícola. Parafraseando una conocida sentencia bíblica y anticipando la suspicacia que por la experiencia pasada provoca el anuncio de otra iniciativa agrícola, yo hoy les digo: "Por sus frutos los conoceréis".

Apenas esta mañana, me reuní con una emprea local que quiere ayudar a fincas agrícolas pequeñas a sobrevivir, para lo cual ha completado un proyecto piloto que confirma que se pueden dar un sinnúmero de cosechas hidropónicas que incluyen frutas y vegetales todo el año en torres verticales.

Estas torres hidropónicas de siembras orgánicas pueden ser manufacturadas en fábricas puertorriqueñas, con mano de obra puertorriqueña. Usando energía solar renovable, eliminando el uso costoso del petróleo, le dan uso a agua reciclada.

Nuevas tecnologías como éstas y otras pueden crear un sector agrícola cada vez más competitivo. Esta tecnología fue producto de jóvenes de la Universidad del Turabo, la Universidad de Puerto Rico y la Universidad de Illinois. Esto es otra muestra de cómo podemos cultivar una parte importante del futuro, al exportar maquinaria, tecnología y alimentos a otros, espeialmente al Caribe. Iniciativas como éstas pronto estarán levantando capital privado para expandirse.

Nuestra administración apoya iniciativas,innovadoras y costo-efectivas, no solo por el gran potencial que representa para nuestra agricultura sino porque puede representar la creación de miles de empleos en Puerto Rico.

Finalmente, por todo lo anteriormente dicho, lo que hoy aquí sucede es un acto de justicia. Los agricultores puertorriqueños que hoy son exaltados al Salón de la Fama de la Agricultura Puertorriqueña fueron héroes que enfrentaron la adversidad de la mala política gubernamental, que sobrevivieron al tiempo malo y convirtieron el fracaso en éxito. A ésos primeros doce familias e individuos, agricultores puertorriqueños, que hoy reciben este honor y reconocimiento de sus pares, a nombre del Gobernador y del Pueblo de Puerto Rico, nuestro respeto, nuestro agradecimiento… nuestra admiración.

Muchas gracias.

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