martes, 28 de junio de 2011

Verdadero Estatus de Puerto Rico - Parte 1

Por Mario Porrata Colón

Se le llama Ley de Relaciones Federales de Puerto Rico. Su contenido está en el Código de Leyes de los Estados Unidos, Título 48, que trata sobre los territorios y áreas insulares; Capítulo 4, que trata sobre Puerto Rico. Su primera sección, 731, lee como sigue:

Las disposiciones de esta Ley se aplicarán a la Isla de Puerto Rico e islas adyacentes pertenecientes a los Estados Unidos, y a las aguas de esas islas; y el nombre de Puerto Rico, usado en esta Ley, se entenderá que incluye no sólo a la isla de este nombre sino también a todas las islas adyacentes, como queda dicho.

La Ley de Relaciones Federales es una del Congreso de los Estados Unidos, que hasta el 1952 se llamaba la Ley Jones de 1917. Esta ley incluye aspectos importantes en la vida de los Puertorriqueños, como lo es la facultad del Congreso para legislar a favor del Pueblo de Puerto Rico, la extensión de la ciudadanía de los Estados Unidos en el 1917, la extensión de la Constitución federal en el 1947 y la creación de una constitución local para el manejo de asuntos internos de Puerto Rico, lo que permitió crear un “commonwealth” al ser adoptada dicha Constitución del Pueblo de Puerto Rico.

Primer Axioma: El alcance de la Ley de Relaciones Federales en Puerto Rico es total, por lo que ha sido y es el verdadero y único ordenamiento (estatus) político del Pueblo de Puerto Rico bajo leyes federales y locales.

lunes, 27 de junio de 2011

Continúa campaña educativa del PNP

COMUNICADO DE PRENSA

San Juan, Puerto Rico (27 de junio de 2011)- Cuando fue Secretario del Departamento de Asuntos del Consumidor (DACO) el legislador García Padilla se suponía que defendiera el bolsillo de los consumidores, pero fue a la Legislatura a deponer en vistas públicas para que impusieran el impuesto sobre la venta (IVU). Ese pedido de IVU como defensor del consumidor fue clave para que se impusiera este impuesto, así lo manifestó el Secretario General y Comisionado Electoral del Partido Nuevo Progresista (PNP), Ing. Héctor Morales Vargas, quién dijo que hoy continuará la campaña educativa sobre el legislador García Padilla al pueblo de Puerto Rico.

“No le bastó con el IVU, el legislador García Padilla, prometió entonces que él mismo se encargaría de que los negocios no cobraran el 6.6 además del IVU, de que él le metería mano a los comerciantes que lo hicieran y ¿qué hizo?, junto al equipo del desastre, se inventó la campaña Zona Libre de 6.6, pero luego de anunciarla con bombos y platillos y tomarse la foto, no hizo absolutamente nada para no meterse con los grandes intereses y las multinacionales que defendió en la Reforma Contributiva en contra del pueblo de Puerto Rico.

El cobro del 6.6 más el IVU del 7%, le costó a nuestra gente millones y millones de dólares” expresó Morales Vargas. Según el Secretario General del PNP el liderato del Partido Popular Democrático (PPD) y el legislador García Padilla son fervientes creyentes en que “el Pueblo está para mantener al gobierno, que mientras más grande sea mejor y que para pagarlo, hay que poner más impuestos y más contribuciones, y eso es demasiado riesgo para el bolsillo de nuestra gente y la historia política de Puerto Rico así lo ha demostrado, cuando el PPD llega al poder, se acaba el progreso y llegan los impuestos y el gigantismo gubernamental”.

“El legislador García Padilla fue imprescindible en la bancarrota y desastre económico de Puerto Rico. Como Secretario del DACO, en vez de defender a los consumidores, defendió al IVU, permitió que se siguiera cobrando el 6.6 y nunca se opuso a los aumentos de 2 cantazos en la luz y 3 en el agua, aumentos a la comida, autos, tablillas, bebidas, peajes, guaguas públicas, matrículas, pasaportes, permisos, licenciasÂ… ni al contrato que dejaron firmado en secreto con los bonistas de la AAA para imponer un cuarto aumento de 10%, A ¿Dónde estaba este legislador cuando el PPD le dio todos esos golpes al bolsillo de los puertorriqueños frenaron la inversión y el desarrollo económico?” cuestionó Morales Vargas.

Autopistas y alianzas publico-privadas

Por HERNÁN PADILLA

El anuncio de la aprobación de la alianza publico-privada para las autopistas PR-2 y PR-5 hecho por el gobernador Luis Fortuño concluye un proceso complejo y minuciosamente detallado para que Puerto Rico logre que estas dos vías alcancen el nivel de calidad de las mejores del mundo.
Por falta de recursos, Puerto Rico ha postergado la construcción de obras consideradas imprescindibles, mientras se deterioran las existentes por falta de conservación, mantenimiento y mejoras necesarias. La Autoridad de Carreteras no tiene recursos ni capacidad fiscal para construir o mejorar las autopistas como merece Puerto Rico. La participación activa del sector privado es crucial.

Las alianzas publico-privado son un instrumento jurídico y práctico para diseñar, financiar, construir, restaurar y operar obra pública nueva o existente. Canadá, Estados Unidos, Inglaterra, Italia, Irlanda, Francia, Rusia, Portugal, Australia, India y China han adoptado las APP como un instrumento legal para promover la inversión y evitar endeudamiento público.

Chile creó la “Coordinación General de Concesiones” (APP en la práctica) con el propósito de liberar recursos públicos y ha canalizado más de la mitad de la inversión pública en infraestructura en concesiones al sector privado. República Dominicana, Méjico, Colombia y Brasil han puesto en marcha miles de kilómetros de carreteras bajo los programas de concesiones.
Mediante un acuerdo contractual contemplado en la Constitución, el Código Civil, la Ley Hipotecaria, el Registro de la Propiedad y la Ley de APP de Puerto Rico, el Gobierno seleccionó y contrató, con amplias garantías legales para Puerto Rico, a un consorcio de dos compañías especializadas en autopistas para financiar, renovar, reparar, mantener dos autopistas y prestar servicios bajo condiciones económicamente ventajosas.

Los principios básicos de una APP son claros: existen una serie de bienes y servicios de interés general que deben ser supervisados por el sector público; el sector privado puede contribuir a una mayor eficiencia y calidad de los servicios; se define con precisión la distribución de riesgos entre el sector público y el privado; el Gobierno retiene el título y siempre es dueño de la propiedad.

El concesionario tiene que cumplir con todos los requisitos del contrato y asume responsabilidad por el diseño, construcción, cambios y problemas con el financiamiento, aumentos en costos de personal y operaciones y cualquier disminución en los ingresos. Mientras, el Estado se compromete a pagar directamente o mediante la utilización que le brinden los usuarios por los servicios de calidad aceptados y definidos contractualmente.

Una APP bien estructurada mejora la eficiencia, atrae capacidad técnica avanzada, conocimiento especializado, promueve la participación de entidades financieras que exigen análisis detallados del proyecto para garantizar su viabilidad, acorta el tiempo del proyecto y reduce los costos de las obras.

La concesión de las autopistas PR-22 y PR-5 a un consorcio privado cumple con el interés público de transitar por una autopista de primer orden, rehabilitada, segura y bien mantenida y un costo de peaje bajo, definido y restringido. El consorcio hace un pago inicial de $1,080 millones, fondos que sacarán a la ACT de una crisis financiera y de un posible incumplimiento del pago de la deuda pública, si no implanta estrategias financieras diferentes.

Además de invertir $356 millones iniciales en mejoras substanciales y construcción a corto y largo plazo y generar más de 1,000 nuevos empleos, la inversión millonaria por parte de la empresa privada será un estímulo positivo para el desarrollo económico de Puerto Rico. La participación de inversionistas y empresas reconocidas en el manejo de autopistas a nivel mundial es una expresión de confianza sobre el proceso de las APP en la Isla.

Esta alianza que beneficia al país, especialmente a los automovilistas, es un buen negocio y abre las puertas a Puerto Rico como un destino de inversión confiable a nivel mundial.

Las fechas de las primarias

Por Kenneth D. McClintock Hernández

Desde mediados de la década de los '70, comenzó una lucha lidereada por Franklin Delano López, con la colaboración de un grupo de ciudadanos que incluía al politólogo Juan Manuel García Passalacqua, los doctores Fernando Iturrino y Charlie Lafont, mi madre, la profesora Nívea Hernández de McClintock, y otros, en la que los demócratas estadistas logramos abrir las puertas del Partido Demócrata para que, primero, dejara de ser una colectividad en que a los estadistas se les negaba la entrada, y segundo, obligar al partido nacional a dejar de tratar a Puerto Rico en forma diferente a un estado.

Como resultado de esos logros, el Partido Demócrata Nacional, que solo le reconocía unos 8 delegados al territorio de Puerto Rico, aumentó nuestra delegación a 22 en la convención nacional demócrata de 1976, después a cuarentipico y ya para el 2008 a 59.

Para el año 2012, la delegación demócrata de Puerto Rico podría crecer a tanto como 68-69 delegados si aprovechamos varios incentivos que el partido nacional le ofrece a los diversos estados.

A fin de acortar el calendario de selección de delegados, el Partido Demócrata (DNC) y el Partido Republicano (RNC) acordaron una "ventana" de fechas fuera de la cual, con raras y pre-acordadas excepciones, no se permite la celebración de primarias o caucuses para la selección de delegados.(1) Esa ventana es desde el primer martes de marzo hasta el segundo martes de junio. Las excepciones se limitan a los 4 estados a quienes tradicionalmente se les ha permitido adelantarse a esa ventana, incluyendo solamente a:

a-Iowa, que puede celebrar sus caucuses hasta 29 días antes de la ventana

b-New Hampshire, que puede celebrar sus primarias hasta 21 días antes de la ventana

c-Nevada, que puede celebrar sus caucuses hasta 17 días antes de la ventana, y

d-South Carolina, que puede celebrar sus primarias hasta 7 días antes de la ventana

Para asegurar que ningún estado rompa con esta disciplina, acordada bipartitamente entre el DNC y el RNC, el Partido Demócrata ha instituído una serie de penalidades e incentivos para que nadie viole, como intentaron hacerlo los estados de Florida y Michigan en el 2008, este calendario.

Los estados que se salgan de la ventana de fechas permisibles automáticamente pierden el 50% de sus delegados y el 100% de sus miembros del DNC pierden el derecho al voto como delegados.

A fin de incentivar que los estados se unan regionalmente para celebrar sus caucuses y primarias en la misma fecha, se les provee un incremento de 15% en sus delegados si tres o más estados vecinos se ponen de acuerdo en una misma fecha.

A fin de incentivar que no se adelanten las fechas, los estados que tienen primarias o caucuses entre el 1 de mayo y 10 de junio y no las adelanten tendrán 20% más delegados.

En otras palabras, nuestra delegación demócrata de Puerto Rico puede crecer de 58 a 69 delegados si nos unimos a otros dos territorios para celebrar la selección de delegados en la misma fecha y si no adelantamos la fecha.

Los demócratas estadistas hemos visto nuestra representación crecer en la delegación puertorriqueña de 0 en 1972, y 8 de 22 en 1976 a la mitad de la delegación en convenciones recientes. En el 2008 en particular, aunque los demócratas estadistas pudiéramos haber estado fraccionados entre los anteriores favorecedores de Obama y Hillary para la presidencia, y Rosselló y Fortuño para la candidatura progresista a la gobernación, confeccionamos una delegación demócrata estadista con anteriores Rossellistas como Norma Burgos y Charlie Rodríguez, fortuñistas como Pierluisi y yo, anteriores Clintonistas como Ricky Rosselló y Lucy Arce, y Obamistas como Lornna Soto y Andy Guillemard. Esa ausencia de fraccionamiento, meses después de las primarias locales, semanas después de las primarias presidenciales, sirvió de antesala para la unidad que nos ayudó al triunfo progresista en noviembre del 2008. Siempre hemos buscado que los delegados demócratas estadistas refleje la amplia diversidad de posturas nacionales y locales que encontramos entre los electores puertorriqueños que nos identificamos como estadistas y demócratas.

La Comisión de Gobierno del Senado evaluó una medida, quizás radicada con las mejores intenciones, para adelantar a febrero la selección de delegados en Puerto Rico, y, al darse cuenta la comisión de que no solo violaría las reglas del DNC, nos negaría 11 delegados adicionales para llegar a 69, sino que veríamos nuestra delegación reducida a unos 26 delegados, muy correctamente no le dio paso a la aprobación de la medida.

Al hacerlo, senadores demócratas estadistas como Carmelo Ríos, Lucy Arce, Margarita Nolasco, Lornna Soto, Norma Burgos y Luis Daniel Muñiz evitaron que Puerto Rico viera su futura delegación reducida de 69 a 26 delegados, una reducción de 63%.

Muchos demócratas estadistas, algunos ya fallecidos, dieron mucho de sí en décadas pasadas para que nuestra delegación creciera de 8, a 22, a 43, a 58 y potencialmente a 69 para que, quizás con buenas intenciones, se fuera a borrar 40 años de logros en un instante, logros que se reflejan en la transformación de la plataforma de una que abiertamente apoyaba el llamado Estado Libre Asociado a una plataforma que hoy refleja mucho más las aspiraciones de igualdad y justicia de los estadistas.

La patria no se hace destruyendo, la patria se hace añadiendo, añadiendo oportunidades de lograr la igualdad plena que nos garantizará la Estadidad.


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(1) La regla del DNC reza como sigue:

"No meetings, caucuses, conventions or primaries which constitute the first determining stage in the presidential nomination process (the date of the primary in primary states, and the date of the first tier caucus in caucus states) may be held prior to the first Tuesday in March or after the second Tuesday in June in the calendar year of the national convention. Provided, however, that the Iowa precinct caucuses may be held no earlier than 29 days before the first Tuesday in March; that the New Hampshire primary may be held no earlier than 21 days before the first Tuesday in March; that the Nevada first-tier caucuses may be held no earlier than 17 days before the first Tuesday in March; and that the South Carolina primary may be held no earlier than 7 days before the first Tuesday in March. In no instance may a state which scheduled delegate selection procedures on or between the first Tuesday in March and the second Tuesday in June 1984 move out of compliance with the provisions of this rule."

(2) Los incentivos incluyen:

"C. 1.
For purposes of this paragraph C, the period of time in which the first determining stage of the presidential nomination process takes place during 2012 shall be divided into Stages as follows:
Stage I: The earliest date specified in Rule 11 of the Delegate
Selection Rules through March 31, 2012, inclusive.
Stage II: April 1 through April 30, 2012, inclusive.
Stage III: May 1 through June 10, 2012, inclusive.
2. A percentage of the base delegate votes determined pursuant to paragraphs B and shall be added to the number of base pledged delegates otherwise determined pursuant to those paragraphs, for the purpose of increasing the size of the base pledged delegation, as follows:
a. for any state in which the meeting, caucus, convention or primary which constitutes the first determining stage in the presidential nomination process in that state occurs in 2012 on a date in Stage II, the percentage shall be 10 percent; and in which the meeting, caucus, convention or primary
which constitutes the first determining stage in the presidential nomination process in that state occurs in 2012 on a date in Stage III, the percentage shall be 20 percent.
b. for any state in which the meeting, caucus, convention or primary which constitutes the first determining stage in the presidential nomination process in that state is held in a regional cluster, that percentage shall be an additional 15 percent added onto the base delegate vote without accounting for any adjustments made pursuant to Article I.C.2.a. States deemed to qualify as a regional cluster shall have contests that are:

i. held in conjunction with at least two other neighboring states holding similar contests; and

ii. on or after the third Tuesday in March."

domingo, 26 de junio de 2011

Perdidos en el espacio



Por Kenneth McClintock Hernández

En el primer día en que está "casada" la competencia por la gobernación en el 2012, los líderes del Partido Popular están "perdidos en el espacio".

Ante las llamadas insistentes de la prensa para una reacción del candidato pepedé, Alejandro García Padilla, después de mucho insistir de la prensa, y mucho esconderse del PPD, anunciaron que en algún momento de la tarde el Secretario General del PPD emitirá un comunicado de prensa. De AGP, ni un pelo y de su Secretario, solo un comunicado!

AGP debe estar reunido, preguntándole a sus manejadores: "¿Qué digo, qué hago?"

Los pepedés perdidos en el espacio tienen razón para preocuparse. Primero, el PNP llevó al lanzamiento de su candidato Luis Fortuño, no el doble de lo que llevaron los pepedés al lanzamiento de AGP, no el triple ni cuatro veces, sino más como 10 ó 12 veces la asistencia, un contraste apabullante. Cierto es que los progresistas tenemos control del gobierno, pero los pepedés cuentan con 38 maquinarias municipales, incluyendo Carolina, Caguas, Mayagüez y Humacao, suficiente como para movilizar más de los 1,500 míseros asistentes que presenciaron el lanzamiento de la candidatura de AGP.

Después del palo publicitario que anotaron con el medianoche en Kasalta, el liderato pepedé se agenció una entrevista con el conocido periodista hispano nacional Jorge Ramos que saldría al aire el mismo día del lanzamiento de Fortuño, al parecer para opacar en algo el anuncio de candidatura reeleccionaria del Gobernador. Con lo que no contaban era con que su candidato demostraría estar "perdido en el espacio" en la entrevista a nivel nacional. Tan es así que AGP se convirtió en el primer presidente del PPD en admitir por televisión y a todo color que Puerto Rico, bajo su relación política actual que ellos llaman "estado libre asociado", permanecemos bajo la Cláusula Territorial de la Constitución de los Estados Unidos. En otras palabras, "el ELA es territorial, el ELA es colonial", lo que la mayoría que constituyen los estadistas e independentistas hemos estado reclamando por décadas.

Todo parece indicar que el poco tiempo que habló el Presidente de los Estados Unidos con el ex-Secretario del DACO bajo Acevedo Vilá entre mordisco y mordisco en Kasalta incluyo una lección efectiva de derecho constitucional por parte del ex-profesor de Derecho de Chicago explicándole a AGP porqué el Informe de Casa Blanca del pasado 16 de marzo dice que Puerto Rico sigue sujeto a la Cláusula Territorial y por qué, minutos más tarde, le diría a Cyd Marie Fleming que "Puerto Rico is a territory".

La histórica admisión del actual presidente del PPD, desmintiendo a Muñoz Marín, Sánchez Vilella, Hernández Colón, Hernández Agosto, Muñoz Mendoza, Acevedo, Calderón, Acevedo Vilá y Ferrer, de que Puerto Rico ha estado sujeto a la Cláusula Territorial ininterrumpidamente desde 1898 y que, en efecto, somos un territorio en la terminología doméstica y una colonia en la terminología internacional, no ayudará en nada a las estrategias de un Partido Popular que criticó la postura del informe de la Casa Blanca hace apenas 3 meses atrás y que le huye al plebiscito como el diablo a la Cruz. Pero, después de todo, está perdido en el espacio.

Por otra parte, esa admisión elimina un escollo a la celebración de un proceso plebiscitario: ya los pepedés no podrán seguir argumentando que no sufrimos un problema territorial o colonial. Su propio presidente de turno los desmintió.

Ahora los 3 partidos reconocen que somos territorio o colonia y que ese problema se tienen que resolver. Superada la primera pregunta, sugerida por la Casa Blanca, y aceptada por el PNP y el PIP de si queremos quedarnos como estamos o cambiar a una relación no sujeta a la Cláusula Territorial, las opciones tienen que ser no territoriales y no coloniales: la independencia, la estadidad o el status soberano que describió el PPD en su pasado programa de gobierno que sus 38 alcaldes electos, sus 5 senadores electos, sus 15 representantes electos y sus 7 legisladores no electos pero juramentados juraron defender hace apenas 3 años. Si no aceptan esa consulta, entonces demostrarán que todos los líderes pepedés, no solo AGP, están perdidos en el espacio.

viernes, 24 de junio de 2011

Aprovechando al máximo los fondos federales

Por Pedro Pierluisi
Comisionado Residente en Washington D.C.
Publicado en El Vocero, pág. 29



Los fondos federales son de gran importancia para Puerto Rico. El impacto de la ayuda federal se deja sentir a todo nivel socio-económico. En nuestra isla, la educación, la salud, la seguridad pública, la infraestructura, los servicios de ayuda social y los municipios dependen en gran medida de las aportaciones del gobierno federal, las cuales sumarán casi $6 mil millones en el presente año fiscal.

Por otro lado, las asignaciones congresionales y las subvenciones competitivas son otra fuente de financiamiento para múltiples servicios esenciales a nuestro pueblo. Asimismo, los pagos a beneficiarios del Seguro Social, pensionados y veteranos representan un gran monto de dinero que fluye por nuestra economía.

En los pasados dos años el gobierno federal ha desembolsado miles de millones en fondos adicionales como producto de la ley ARRA. Estos fondos, que han impactado todas las áreas de nuestra economía y alcanzarán $7 mil millones, han ayudado a estabilizar las finanzas del gobierno y a crear o preservar empleos en el gobierno y el sector privado. De igual forma, la Reforma de Salud federal estará triplicando los fondos que recibe el Gobierno de Puerto Rico para los servicios de salud pública en los próximos ocho años.

A pesar de estos aumentos, desde que comenzó el Congreso 112 se han realizado cambios que impactan la forma en que se pueden conseguir fondos federales adicionales para el gobierno, los municipios y las instituciones sin fines de lucro. Anteriormente, los comités de asignaciones de la Cámara de Representantes federal podían asignar fondos para proyectos específicos, pero ahora la mayoría republicana no lo permite. Esto limita las oportunidades para conseguir fondos fuera del proceso regular de las asignaciones congresionales.

Más aún, la crisis fiscal que enfrenta el gobierno de los Estados Unidos va a causar recortes significativos en los fondos discrecionales disponibles para todos los estados y territorios. No hay duda de que estos recortes tendrán un efecto en las asignaciones que recibirá Puerto Rico, por lo que se torna muy importante mejorar nuestra habilidad de presentar propuestas para obtener fondos a través de todos los programas existentes del gobierno federal.

El Informe de Casa Blanca encontró que Puerto Rico padece de falta de capacidad en la redacción y elaboración de propuestas para solicitar fondos de programas competitivos en las agencias federales. Mi oficina ha podido constatar esto, ya que existen múltiples oportunidades de subvenciones federales a las cuales no estamos solicitando o estamos solicitando sin éxito. El gobierno federal ha prometido su ayuda técnica para asistir a nuestras agencias, municipios y entidades sin fines de lucro en la búsqueda de mayores recursos. Es imprescindible que aprovechemos esta asistencia para que podamos recibir todos los fondos que estén a nuestro alcance en beneficio de nuestra gente.

Esto implica asegurarse de que las personas responsables de llevar a cabo estas tareas de redacción de propuestas y de búsqueda de fuentes alternas de financiamiento en la esfera federal estén debidamente adiestradas. Deben aprovechar todos los foros de orientación que ofrecen las agencias federales en Puerto Rico, al igual que los entrenamientos que realiza la Administración de Asuntos Federales de Puerto Rico en Washington, PRFAA por sus siglas en inglés. A esos fines, PRFAA y mi oficina han estado aunando esfuerzos para enviarle notificaciones bimensuales a los municipios de las oportunidades de subvenciones disponibles por medio del Boletín Informativo "Desde Washington". Al mismo tiempo, me propongo recomendar una iniciativa de cooperación entre mi oficina, PRFAA, OCAM, la Federación de Municipios, la Asociación de Alcaldes y las principales instituciones universitarias en la isla para formular estrategias en común a la hora de redactar propuestas, desarrollar programas elegibles y establecer consorcios para aumentar la probabilidad de conseguir subvenciones.

También reconozco que la información sobre los programas competitivos disponibles es difícil de encontrar y de entender debido a que cada agencia federal tiene un formato diferente. Muchas veces no está claro qué programas están disponibles, quién es elegible para solicitar y cuáles son los requisitos mínimos. Por tanto, he radicado un proyecto de ley para exigir que el listado de oportunidades de subvenciones federales sea más sencillo de entender y más accesible para el público. La legislación requerirá que cada agencia le someta a la Oficina de Gerencia y Presupuesto federal un informe de pronóstico sobre las propuestas de subvenciones que espera presentar en el próximo año fiscal. Esa oficina entonces estaría obligada a expedir un formato estándar para que todos los anuncios de propuestas sean uniformes.

Esta iniciativa, junto a múltiples otras realizadas por mi oficina, son parte de mis esfuerzos para apoyar toda gestión gubernamental o privada que busque atender las necesidades de nuestro pueblo. No estamos hablando de mendigar o pedir limosnas, sino de aprovechar al máximo todos los fondos federales a los que tenemos derecho como ciudadanos americanos.

jueves, 23 de junio de 2011

Aponte revive resolución concurrente radicada por Muñoz Marín

La Resolución Concurrente Núm 1 de 1943,aunque aprobada, no fue implantada hasta sus últimas consecuencias

SAN JUAN - El Rep. José Aponte Hernández radicó hoy la Resolución Concurrente de la Cámara 124 que revive una radicada en 1943 por el Presidente del Senado y fundador del Partido Popular, Luis Muñoz Marín, que aunque fue aprobada de forma unánime por la Asamblea Legislativa, nunca fue implantada.

La Resolución Concurrente Núm. 1 de 1943, tenía el propósito de “plantear ante el Presidente y el Congreso de los Estados Unidos de América el derecho del pueblo de Puerto Rico a que termine el sistema colonial de gobierno y a decidir democráticamente el status político permanente de Puerto Rico a la mayor brevedad posible, si fuere factible inmediatamente”.

Aponte Hernández explicó que, “la realidad histórica de la Resolución Concurrente Núm. 1 fue que, la Segunda Guerra Mundial obligó a que el debate sobre el futuro de Puerto Rico pasara a segundo plano. Sin embargo, el Partido Popular hizo campaña en el 1948 pregonando que se gestionaría al Congreso no sólo la autorización para la redacción de una Constitución, como medida provisional, sino también la celebración de una consulta permanente para que el pueblo decida con sus votos el status político definitivo en la Independencia y la Estadidad”.
“No obstante, durante el proceso de la Asamblea Constituyente, Muñoz Marín se apartó de sus posturas de 1948, lo que ocasionó un éxodo de líderes populares hacia el Partido Socialista, que siempre estuvo firme en su rechazo al sistema colonial y abogó arduamente por un plebiscito entre Independencia y Estadidad”, añadió el ex Presidente de la Cámara de Representantes.

Aponte Hernández hizo referencia a un escrito del ex Senador Vicente Géigel Polanco, un ex legislador del PPD que en 1951 saltó al Partido Independentista precisamente por el cambio de postura de Muñoz Marín.

“(Muñoz Marín) está diciendo que con esta ley damos un gran paso de avance y que hemos creado una forma de "estado especial". Y ese es otro embuste, porque don Luis conoce la carta del Secretario de lo Interior, Osear L. Chapman, la carta del Subsecretario de Estado, Jack K. McFall, y los informes de los comités de la Cámara y el Senado de Estados Unidos que estudiaron esta legislación, y sabe que en todos estos documentos oficiales se hace la rotunda afirmación de que la Ley 600 no altera en lo más mínimo las relaciones políticas, económicas y sociales existentes entre Puerto Rico y Estados Unidos. Y esas relaciones son las que Muñoz Marín llamó con toda propiedad, en 1940, 1942, 1943, 1945 y 1948, sistema colonial de gobierno”, sostiene Géigel Polanco en su escrito, que fue reproducido dentro de la Resolución Concurrente radicada hoy por Aponte Hernández.

Según Aponte Hernández, “la radicación de esta Resolución Concurrente en el día de hoy responde al hecho de que, a estas alturas, no se ha cumplido con lo dispuesto por la Asamblea Legislativa en 1943, y por ende, tenemos esa responsabilidad pendiente, ya que la Constitución colonial como medida provisional atendió parte del mandato legislativo, pero al presente, el segundo asunto, continúa inconcluso: la definición del status de manera definitiva. Por ello, se requiere acción inmediata. Se hace imperativo dar oportunidad a los ciudadanos americanos residentes en Puerto Rico, los electores hábiles, que expresen su preferencia.

“La IGUALDAD requiere acción”, finalizó Aponté Hernández.

miércoles, 22 de junio de 2011

On the Way Forward in Afghanistan

22 de junio, 2011

Declaraciones del Presidente Barack Obama
Sobre el camino por delante en Afganistán
Washington, D.C.
22 de junio, 2011

Buenas noches. Hace casi 10 años, Estados Unidos fue víctima del peor ataque contra nuestras costas desde Pearl Harbor. Este asesinato en masa lo planearon Osama bin Laden y su red de Al Qaida en Afganistán, y representó una nueva amenaza para nuestra seguridad, donde los objetivos ya no eran soldados en el campo de batalla, sino hombres, mujeres y niños inocentes que realizaban sus actividades cotidianas.

En los días posteriores, nuestra nación se unió en torno a la ofensiva que llevamos a cabo en contra de Al Qaida y a medida que derrotamos al Talibán en Afganistán. Luego cambiamos de objetivo. Se inició una segunda guerra en Irak, y derramamos muchísima sangre y gastamos mucho dinero para respaldar al nuevo gobierno allí. Cuando yo asumí el mando, la guerra en Afganistán se encontraba en su séptimo año. Pero los líderes de Al Qaida habían escapado a Pakistán y planeaban ataques nuevos, y mientras tanto, el Talibán se había reagrupado y tomado la ofensiva. Sin una nueva estrategia ni medidas decisivas, nuestros comandantes militares advirtieron que era posible que enfrentáramos el resurgimiento de Al Qaida y el retorno al poder por el Talibán en Afganistán.

Por este motivo, en una de las decisiones más difíciles que he tomado como Presidente, ordené la movilización de 30,000 soldados estadounidenses adicionales a Afganistán. Cuando anuncié este aumento de tropas enWest Point, fijamos objetivos claros: enfocarnos nuevamente en Al Qaida; revertir el ímpetu del Talibán, y capacitar a las fuerzas de seguridad de Afganistán para defender a su propio país. También dejé en claro que nuestro compromiso no era ilimitado y que nuestras tropas comenzarían a regresar a casa en julio de este año.

Esta noche, les puedo decir que hemos cumplido esa promesa. Gracias a nuestros hombres y mujeres de uniforme, nuestro personal civil y los muchos socios de nuestra coalición, hemos cumplido nuestros objetivos. Como resultado, a partir del mes entrante y hasta fines de este año, podremos retirar 10,000 de nuestros soldados de Afganistán, y para el próximo verano, un total de 33,000 soldados podrán haber emprendido el retorno a casa, revirtiendo así del todo el aumento de tropas que anuncié en West Point. Tras esta reducción inicial, nuestros soldados continuarán regresando a casa a paso firme a medida que las fuerzas de seguridad de Afganistán asuman la delantera. Nuestra misión de combate pasará a ser de apoyo. Para el 2014, se concluirá este proceso de transición y el pueblo afgano estará a cargo de su propia seguridad.

Estamos iniciando esta reducción desde una posición de fuerza. Al Qaida está bajo más presión que nunca desde el 11 de septiembre. Junto con los paquistaníes, hemos eliminado a más de la mitad de los líderes de Al Qaida. Y gracias a nuestros profesionales de inteligencia y Fuerzas Especiales, eliminamos a Osama bin Laden, el único líder que Al Qaida conoció jamás. Esta fue una victoria para todos aquellos que han prestado servicios desde el 11 de septiembre. Un soldado lo resumió muy bien. “El mensaje”, dijo, “es que no olvidamos. Haremos que rindan cuentas, sin importar el tiempo que tome”.

La información que recuperamos del complejo de bin Laden indica que Al Qaida enfrenta serias dificultades. Bin Laden expresó inquietud de que Al Qaida no hubiera logrado reemplazar a los terroristas de alta jerarquía que habían sido eliminados y de que Al Qaida hubiera fracasado en su esfuerzo por caracterizar a Estados Unidos como un país en guerra contra el islam, privándola así de respaldo más generalizado. Al Qaida sigue siendo peligroso, y debemos permanecer alerta a ataques. Pero hemos puesto a Al Qaida en el camino a la derrota, y no cejaremos hasta que se concluya la labor.

En Afganistán, hemos causado bajas importantes en el Talibán y hemos tomado varios de sus baluartes. Además de nuestro aumento de tropas, nuestros aliados también han incrementado su compromiso, lo que ha ayudado a darle más estabilidad al país. Las Fuerzas de Seguridad de Afganistán cuentan ahora con más de 100,000 efectivos adicionales, y en algunas provincias y municipalidades, hemos comenzado a entregarle alpueblo afgano la responsabilidad por la seguridad. Ante la violencia e intimidación, los afganos están luchando y muriendo por su país, creando fuerzas policiales locales, abriendo mercados y escuelas, creando oportunidades para las mujeres y niñas, y tratando de pasar la página tras varias décadas de guerra.

Por supuesto que todavía existen enormes desafíos. Esto es solo el inicio –pero no el final– de nuestro esfuerzo por llevar esta guerra a su fin. Debemos realizar la difícil labor de retener los logros que hemos alcanzado a la vez que reducimos nuestras fuerzas y le entregamos al pueblo afgano la responsabilidad por la seguridad. Y en mayo, en Chicago, realizaremos una cumbre con nuestros aliados y socios de la OTAN para definir la próxima fase de esta transición.

Lo que sí sabemos es que sin un acuerdo político no puede haber paz en un territorio que ha visto tantas guerras. Por lo tanto, a la vez que reforzamos las Fuerzas de Seguridad del gobierno afgano, Estados Unidos se sumará a campañas por la reconciliación del pueblo afgano, en las que se incluirá al Talibán. Nuestra posición sobre estas conversaciones es clara: las debe dirigir el gobierno afgano, y quienes quieren ser parte de un Afganistán pacífico deben romper con Al Qaida, abandonar la violencia y respetar la constitución de Afganistán. Pero debido en parte a nuestro esfuerzo militar, tenemos motivo para creer que se pueden alcanzar logros.

El objetivo que tenemos se puede alcanzar y se puede expresar de manera simple: no habrá refugio desde el cual Al Qaida o sus afiliados puedan lanzar ataques contra nuestro territorio o nuestros aliados. No trataremos de hacer que Afganistán sea un lugar perfecto. No patrullaremos sus calles ni montañas indefinidamente. Esa es la responsabilidad del gobierno afgano, que debe aumentar su capacidad de proteger a su gente y pasar de una economía moldeada por la guerra a una que pueda sustentar una paz perdurable. Lo que podemos hacer y haremos será forjar una sólida alianza con el pueblo afgano que asegure que podamos seguir yendo en pos de los terroristas y apoyando al gobierno soberano de Afganistán.

Por supuesto que nuestros esfuerzos también deben lidiar con los refugios terroristas en Pakistán. No hay país más afectado por la presencia de extremistas violentos, motivo por el cual continuaremos presionando a Pakistán para que aumente su participación en afianzar un futuro más pacífico para esta región desgarrada por la guerra. Colaboraremos con el gobierno de Pakistán para arrancar de raíz el cáncer del extremismo violento e insistiremos en que cumpla sus promesas. Que no quepa la menor duda de que mientras sea Presidente, Estados Unidos nunca tolerará un refugio para quienes se proponen matarnos: no podrán eludirnos ni evitar ser llevados ante la justicia como lo merecen.

Conciudadanos: esta ha sido una década difícil para nuestro país. Las lecciones aprendidas no son nuevas: el gran costo de la guerra –costo pagado por casi 4,500 estadounidenses que perdieron la vida en Irak y más de 1,500 en Afganistán–, hombres y mujeres que no podrán gozar de la libertad que defendieron. Miles más fueron heridos. Algunos han perdido extremidades en el campo de batalla y otros aún luchan contra los demonios que los siguieron a casa.

Sin embargo, esta noche, nos reconforta saber que las sombras de la guerra se están alejando. Menos de nuestros hijos e hijas luchan en lugares peligrosos. Hemos concluido nuestra misión de combate en Irak y 100,000 soldados estadounidenses ya han salido de ese país. Y a pesar de que todavía habrá días funestos en Afganistán, se puede ver la luz de una paz segura a la distancia. Estas largas guerras llegarán de manera responsable a su fin.

Mientras esto sucede debemos aprender sus lecciones. Esta década de guerra ya ha causado que muchos hagan preguntas sobre el carácter de la participación por Estados Unidos en el mundo. Hay quienes quisieran que Estados Unidos deje de cumplir con su responsabilidad como piedra angular de la seguridad mundial y adopte un aislamiento que haga caso omiso de las amenazas muy reales que enfrentamos. Otros quisieran que Estados Unidos abarque demasiado y que enfrente cada mal que se puede encontrar en el extranjero.

Debemos trazar un curso más centrado. Como las generaciones previas, debemos aceptar la función singular de Estados Unidos en el curso de la historia de la humanidad. Pero nuestras pasiones deben ir de la mano de nuestro pragmatismo; y nuestra determinación de la mano de la estrategia. Cuando nos amenazan, debemos responder con fuerza, pero cuando es posible enfocar esa fuerza, no es necesario que movilicemos grandes ejércitos al extranjero. Cuando se mata a inocentes y se pone en peligro la seguridad mundial, no es necesario que decidamos entre permanecer cruzados de brazos o actuar solos. Más bien, debemos promover la acción internacional, lo que estamos haciendo en Libia, donde no tenemos a ningún soldado en el terreno, pero estamos apoyando a aliados para proteger al pueblo libio y darle la oportunidad de determinar su destino.

Con todo lo que hacemos, debemos recordar que lo que distingue a Estados Unidos no es solamente nuestro poderío, sino los principios de la fundación de nuestro país. Somos una nación que lleva a sus enemigos ante la justicia mientras se rige por el imperio de la ley y respeta los derechos de todos nuestros ciudadanos. Protegemos nuestra propia libertad y prosperidad al extendérselas a otros. No representamos el imperialismo sino la autodeterminación. Por eso tenemos un interés en las aspiraciones democráticas que está surgiendo en todo el mundo árabe. Apoyaremos esas revoluciones con fidelidad a nuestros ideales, con el poder de nuestro ejemplo y con una firme convicción de que todos los seres humanos merecen vivir con libertad y dignidad.

Por encima de todo, somos una nación cuyo poderío en el extranjero ha tenido como fundamento las oportunidades de nuestros ciudadanos dentro del país. En la última década, hemos gastado un billón de dólares en la guerra, en un momento de incremento de la deuda y dificultades económicas. Ahora debemos invertir en el mayor recurso de Estados Unidos: nuestro pueblo. Debemos dar rienda suelta a la innovación que genera nuevos empleos sectores industriales a la vez que vivimos dentro de nuestras posibilidades. Debemos reconstruir nuestra infraestructura y encontrar nuevas fuentes de energía limpia. Y más que nada, tras una década de debate acalorado, debemos recuperar el propósito común que compartíamos al inicio de este período de guerra, pues nuestra nación deriva su fortaleza de nuestras diferencias, y cuando nuestra nación es fuerte, ningunacolina es demasiado empinada ni ningún horizonte está fuera de nuestro alcance.

Estados Unidos: es hora de concentrarnos en el desarrollo de nuestra nación.

En este esfuerzo, nos sirven de inspiración nuestros conciudadanos que han sacrificado tanto a favor nuestro. A nuestros soldados, nuestros veteranos y sus familias, les hablo en nombre de todos los estadounidenses cuando digo que cumpliremos nuestro compromiso sagrado con ustedes y les proporcionaremos el cuidado, los beneficios y las oportunidades que merecen.

Conocí a algunos de esos estadounidenses patrióticos en Fort Campbell. Hace un tiempo hablé ante la 101º División Aerotransportada, que ha luchado para revertir la situación en Afganistán, y al equipo que eliminó a Osama bin Laden. Parado ante una maqueta del complejo de bin Laden, el miembro de los Navy SEALS que dirigió nuestro esfuerzo rindió homenaje a los caídos: hermanos y hermanas combatientes cuyos nombres ahora están escritos en las bases desde las cuales nuestras tropas nos defienden en el extranjero y las lápidas en plácidos rincones de nuestro país donde nunca pasarán al olvido. Este oficial –como muchos otros que he conocido en las bases en Bagdad y Bagram, Walter Reed y el Hospital Naval de Bethesda–, habló con humildad de cómo su unidad actuó como un solo hombre: se apoyaron unos a otros y confiaron entre sí, como lo haría una familia en momentos peligrosos.

Vale la pena recordar que todos somos parte de la familia estadounidense. A pesar de que hemos tenido desacuerdos y divisiones, nos une la doctrina que está escrita en los documentos de nuestra fundación y la convicción de que Estados Unidos de Norteamérica es un país que puede lograr cualquier cosa que se proponga. Ahora concluyamos la labor ante nosotros. Llevemos estas guerras a su fin de manera responsable y recobremos el Sueño Americano que es el núcleo de nuestra historia. Con confianza en nuestra causa; con fe en nuestros conciudadanos y con esperanza en el corazón, dediquémonos a la labor de extender la promesa de Estados Unidos a esta generación y a la próxima. Que Dios bendiga a nuestros soldados. Y que Dios bendiga a Estados Unidos de Norteamérica.

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THE WHITE HOUSE
Office of the Press Secretary
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June 22, 2011
Remarks of President Barack Obama
On the Way Forward in Afghanistan
Washington, D.C.
June 22, 2011

Good evening. Nearly ten years ago, America suffered the worst attack on our shores since Pearl Harbor. This mass murder was planned by Osama bin Laden and his al Qaeda network in Afghanistan, and signaled a new threat to our security – one in which the targets were no longer soldiers on a battlefield, but innocent men, women and children going about their daily lives.

In the days that followed, our nation was united as we struck at al Qaeda and routed the Taliban in Afghanistan. Then, our focus shifted. A second war was launched in Iraq, and we spent enormous blood and treasure to support a new government there. By the time I took office, the war in Afghanistan had entered its seventh year. But al Qaeda’s leaders had escaped into Pakistan and were plotting new attacks, while the Taliban had regrouped and gone on the offensive. Without a new strategy and decisive action, our military commanders warned that we could face a resurgent al Qaeda, and a Taliban taking over large parts of Afghanistan.

For this reason, in one of the most difficult decisions that I’ve made as President, I ordered an additional 30,000 American troops into Afghanistan. When I announced this surge at West Point, we set clear objectives: to refocus on al Qaeda; reverse the Taliban’s momentum; and train Afghan Security Forces to defend their own country. I also made it clear that our commitment would not be open-ended, and that we would begin to drawdown our forces this July.

Tonight, I can tell you that we are fulfilling that commitment. Thanks to our men and women in uniform, our civilian personnel, and our many coalition partners, we are meeting our goals. As a result, starting next month, we will be able to remove 10,000 of our troops from Afghanistan by the end of this year, and we will bring home a total of 33,000 troops by next summer, fully recovering the surge I announced at West Point. After this initial reduction, our troops will continue coming home at a steady pace as Afghan Security forces move into the lead. Our mission will change from combat to support. By 2014, this process of transition will be complete, and the Afghan people will be responsible for their own security.

We are starting this drawdown from a position of strength. Al Qaeda is under more pressure than at any time since 9/11. Together with the Pakistanis, we have taken out more than half of al Qaeda’s leadership. And thanks to our intelligence professionals and Special Forces, we killed Osama bin Laden, the only leader that al Qaeda had ever known. This was a victory for all who have served since 9/11. One soldier summed it up well. “The message,” he said, “is we don’t forget. You will be held accountable, no matter how long it takes.”

The information that we recovered from bin Laden’s compound shows al Qaeda under enormous strain. Bin Laden expressed concern that al Qaeda has been unable to effectively replace senior terrorists that have been killed, and that al Qaeda has failed in its effort to portray America as a nation at war with Islam – thereby draining more widespread support. Al Qaeda remains dangerous, and we must be vigilant against attacks. But we have put al Qaeda on a path to defeat, and we will not relent until the job is done.

In Afghanistan, we’ve inflicted serious losses on the Taliban and taken a number of its strongholds. Along with our surge, our allies also increased their commitments, which helped stabilize more of the country. Afghan Security Forces have grown by over 100,000 troops, and in some provinces and municipalities we have already begun to transition responsibility for security to the Afghan people. In the face of violence and intimidation, Afghans are fighting and dying for their country, establishing local police forces, opening markets and schools, creating new opportunities for women and girls, and trying to turn the page on decades of war.

Of course, huge challenges remain. This is the beginning – but not the end – of our effort to wind down this war. We will have to do the hard work of keeping the gains that we have made, while we drawdown our forces and transition responsibility for security to the Afghan government. And next May, in Chicago, we will host a summit with our NATO allies and partners to shape the next phase of this transition.

We do know that peace cannot come to a land that has known so much war without a political settlement. So as we strengthen the Afghan government and Security Forces, America will join initiatives that reconcile the Afghan people, including the Taliban. Our position on these talks is clear: they must be led by the Afghan government, and those who want to be a part of a peaceful Afghanistan must break from al Qaeda, abandon violence, and abide by the Afghan Constitution. But, in part because of our military effort, we have reason to believe that progress can be made.

The goal that we seek is achievable, and can be expressed simply: no safe-haven from which al Qaeda or its affiliates can launch attacks against our homeland, or our allies. We will not try to make Afghanistan a perfect place. We will not police its streets or patrol its mountains indefinitely. That is the responsibility of the Afghan government, which must step up its ability to protect its people; and move from an economy shaped by war to one that can sustain a lasting peace. What we can do, and will do, is build a partnership with the Afghan people that endures – one that ensures that we will be able to continue targeting terrorists and supporting a sovereign Afghan government.

Of course, our efforts must also address terrorist safe-havens in Pakistan. No country is more endangered by the presence of violent extremists, which is why we will continue to press Pakistan to expand its participation in securing a more peaceful future for this war-torn region. We will work with the Pakistani government to root out the cancer of violent extremism, and we will insist that it keep its commitments. For there should be no doubt that so long as I am President, the United States will never tolerate a safe-haven for those who aim to kill us: they cannot elude us, nor escape the justice they deserve.

My fellow Americans, this has been a difficult decade for our country. We have learned anew the profound cost of war -- a cost that has been paid by the nearly 4500 Americans who have given their lives in Iraq, and the over 1500 who have done so in Afghanistan – men and women who will not live to enjoy the freedom that they defended. Thousands more have been wounded. Some have lost limbs on the field of battle, and others still battle the demons that have followed them home.

Yet tonight, we take comfort in knowing that the tide of war is receding. Fewer of our sons and daughters are serving in harm’s way. We have ended our combat mission in Iraq, with 100,000 American troops already out of that country. And even as there will be dark days ahead in Afghanistan, the light of a secure peace can be seen in the distance. These long wars will come to a responsible end.

As they do, we must learn their lessons. Already this decade of war has caused many to question the nature of America’s engagement around the world. Some would have America retreat from our responsibility as an anchor of global security, and embrace an isolation that ignores the very real threats that we face. Others would have America over-extend ourselves, confronting every evil that can be found abroad.

We must chart a more centered course. Like generations before, we must embrace America’s singular role in the course of human events. But we must be as pragmatic as we are passionate; as strategic as we are resolute. When threatened, we must respond with force – but when that force can be targeted, we need not deploy large armies overseas. When innocents are being slaughtered and global security endangered, we don’t have to choose between standing idly by or acting on our own. Instead, we must rally international action, which we are doing in Libya, where we do not have a single soldier on the ground, but are supporting allies in protecting the Libyan people and giving them the chance to determine their destiny.

In all that we do, we must remember that what sets America apart is not solely our power – it is the principles upon which our union was founded. We are a nation that brings our enemies to justice while adhering to the rule of law, and respecting the rights of all our citizens. We protect our own freedom and prosperity by extending it to others. We stand not for empire, but for self-determination. That is why we have a stake in the democratic aspirations that are now washing across the Arab World. We will support those revolutions with fidelity to our ideals, with the power of our example, and with an unwavering belief that all human beings deserve to live with freedom and dignity.

Above all, we are a nation whose strength abroad has been anchored in opportunity for our citizens at home. Over the last decade, we have spent a trillion dollars on war, at a time of rising debt and hard economic times. Now, we must invest in America’s greatest resource – our people. We must unleash innovation that creates new jobs and industry, while living within our means. We must rebuild our infrastructure and find new and clean sources of energy. And most of all, after a decade of passionate debate, we must recapture the common purpose that we shared at the beginning of this time of war. For our nation draws strength from our differences, and when our union is strong no hill is too steep and no horizon is beyond our reach.

America, it is time to focus on nation building here at home.

In this effort, we draw inspiration from our fellow Americans who have sacrificed so much on our behalf. To our troops, our veterans and their families, I speak for all Americans when I say that we will keep our sacred trust with you, and provide you with the care, and benefits, and opportunity that you deserve.

I met some of those patriotic Americans at Fort Campbell. A while back, I spoke to the 101st Airborne that has fought to turn the tide in Afghanistan, and to the team that took out Osama bin Laden. Standing in front of a model of bin Laden’s compound, the Navy SEAL who led that effort paid tribute to those who had been lost – brothers and sisters in arms whose names are now written on bases where our troops stand guard overseas, and on headstones in quiet corners of our country where their memory will never be forgotten. This officer - like so many others I have met with on bases, in Baghdad and Bagram, at Walter Reed and Bethesda Naval Hospital – spoke with humility about how his unit worked together as one – depending on each other, and trusting one another, as a family might do in a time of peril.

That’s a lesson worth remembering – that we are all a part of one American family. Though we have known disagreement and division, we are bound together by the creed that is written into our founding documents, and a conviction that the United States of America is a country that can achieve whatever it sets out to accomplish. Now, let us finish the work at hand. Let us responsibly end these wars, and reclaim the American Dream that is at the center of our story. With confidence in our cause; with faith in our fellow citizens; and with hope in our hearts, let us go about the work of extending the promise of America – for this generation, and the next. May God bless our troops. And may God bless the United States of America.