miércoles, 23 de marzo de 2011

Análisis de un ejercicio en futilidad

Ricardo Roselló Nevares (marzo 23, 2011)
Vocero.com
Tan esperado como predecible, el informe de Casa Blanca que salió la semana pasada es un ejercicio en futilidad escrito en prosa bonita y ambigua, que carece grandemente de contenido, tanto en soluciones para el status, como en los mecanismos para llegar a ellas. Detrás de todo el lenguaje florido, el mensaje es sencillo: mientras no exista el ambiente, no habrá necesidad para cambiar el “status quo” colonial.

No obstante, debo de admitir que hay algunos puntos de valor. Se eliminan dos mitos fundamentales en la discusión política puertorriqueña: El mito de perder nuestro lenguaje, y el tan profesado “ELA-mejorado”. Estos argumentos, según el informe, son manifestaciones totalmente inválidas.

Pero, ¿qué sugiere el informe para resolver el problema de status? Para contestar esta pregunta, examinemos entonces los puntos referentes a unos procesos plebiscitarios, para ver si, como se expone en su declaración de propósitos, “encaminan a los puertorriqueños… a escoger una opción legitima” (El informe íntegro está en www.whitehouse.gov)

La primera recomendación esboza la necesidad de “asegurar que los puertorriqueños puedan expresar su sentir para el final del 2012 o poco después” ¿Y cuánto es un “poco después”? Sin firmeza en cuanto a tiempo, la Casa Blanca utiliza este lenguaje para aparentar inmediatez, pero dejando la puerta abierta para que el tiempo y varias administraciones gubernamentales puedan pasar. Sin fecha clara, la Casa Blanca se lava las manos como Poncio Pilato. Mensaje: nosotros no vamos a actuar por ustedes.

La segunda recomendación es el típico “Día de las Madres”; decir algo que todo el mundo acepta como santo y bueno. Esencialmente, todas las opciones están en la mesa. Pero un análisis más profundo revela que el verdadero mensaje es: La colonia (disfrazada por el eufemismo del “Commonwealth”) permanecerá como opción, no porque sea legítima, sino porque no vamos a crear un lío donde no existe ¿No es acaso esto ir completamente en contra de su declaración de propósitos?

La tercera recomendación, me parece, es lo más revelador en todo el documento. Dice el “Task Force” de Casa Blanca que aunque no tiene preferencia en el modo de determinar el deseo del pueblo, “marginalmente sugiere que se haga un plebiscito en dos partes”:
Plebiscito 1: Independencia vs. Unión
Plebiscito 2: Las opciones dentro de la solución victoriosa en el plebiscito 1

La meta que se busca es sutil pero clara. Ni el más esperanzado de los independentistas puede tener una expectativa real de salir prevaleciente en contra de un conglomero de las opciones de status que han acumulado consistentemente el 95% del voto en los plebiscitos previos. Por ende, el segundo plebiscito sería el que define. Entonces todo el Pueblo tendrá que decidir entre la opción permanente de la Estadidad, y la no-permanente del ELA-colonial. Si eres independentista o favoreces la libre asociación, ¿escogerás una opción permanente, o una que te permita mantener viva tu lucha? La conclusión es clara y enfática; el independentismo se vaciará bajo el ELA-colonial, tan solo para permanecer como opción. Es lógico, y bajo ese escenario, no lo culpo.

Pero dentro del lenguaje débil, y “marginalmente” comprometido, hay una esperanza descolonizadora. Pero requiere que el partido en el poder, un partido con propósito descolonizador, actué enfáticamente y sin titubeo. La bola está en la cancha del gobierno actual, y tienen el visto bueno, aunque ambiguo, de Casa Blanca para diseñar “cualquier plebiscito justo, que demuestre la voluntad del Pueblo”. Como alternativa, sugiero el siguiente sistema bi-plebiscitario:
Plebiscito 1: Colonia vs. No-colonia
Plebiscito 2 (de ganar no-colonia): Estadidad, independencia, o libre asociación
Este sistema obligaría a los Estados Unidos a actuar. Crearía la llamada crisis, o urgencia, que impulsa a la acción. Primero, y fundamentalmente, reconoce la condición colonial. De ganar la Estadidad, el proceso pasa a las manos de Estados Unidos y su Congreso. Si el congreso no da la Estadidad, como algunos independentistas piensan, entonces la única opción que permanecerá viable es una opción de independencia. Esto un riesgo que corren, tanto los estadistas como los independentistas. Es un riesgo de que no se nos otorgue la Estadidad (o que no gane el plebiscito) y, de la otra parte, que la independencia sea rechazada por el Pueblo de manera abrumadora. Pero la recompensa de romper finalmente el yugo colonial, entiendo yo, amerita el riesgo para ambos sectores descolonizadores.

La solución es clara. Nuestro gobierno tiene que actuar para diseñar un plebiscito criollo, con el propósito de descolonizar a Puerto Rico. Pero sin parar ahí, también deben utilizarse todos los mecanismos habidos y por haber para adelantar el asunto; entiéndase mecanismos como (pero no limitados a) pleitos legales, como el de los soldados de Puerto Rico; demandas a nivel federal, como la del licenciado Gregorio Igartúa y otros; exponer el caso de Puerto Rico en foros internacionales, como la OEA y las Naciones Unidas; y hasta forzar una discusión en foros televisivos y otros medios en Estados Unidos.

El punto fundamental aquí es que, para tocar la conciencia de Washington, D.C., hay que crear el ambiente de urgencia; crear la crisis. Ellos no actúan porque sean malos, o por que no quieran a Puerto Rico, no. La razón por la cual se quedan inertes es porque entienden que no hay necesidad de “sacudir el avispero”. El gobierno de Estados Unidos está diseñado para atender crisis y ponerlas en prioridad. Por eso es que Estados Unidos atiende los asuntos del cambio de gobierno en Egipto, las protestas laborales en Wisconsin, la discusión sobre un seguro de salud universal, etc. Le da prioridad a estos casos porque le urge resolverlos.

Esto se puede ver claramente en el simple hecho de que, de los 78 municipios de la Isla, el único que se menciona en el informe es Vieques, y hasta tiene su propia sección. ¿Por qué? Porque la situación de Vieques creó el ambiente necesario para llegar a la conciencia de nuestros hermanos estadounidenses y de sus líderes. Y al igual que la situación en la Isla Nena resultó inaceptable para todos los puertorriqueños y logró impulsar la masa crítica que llevó a la acción de parte del gobierno en Washington, la condición colonial es igualmente inaceptable y perjudicial para toda nuestra gente. La colonia no discrimina, afecta igualmente tanto a un PNP, como a un popular, independentista o apolítico.

Le agradecemos a Casa Blanca su interés “marginal” en el estatus de Puerto Rico, pero ningún ejercicio en futilidad va a resolver el problema por nosotros. Es hora de enrollarnos las mangas y forjarnos el futuro que merecemos como pueblo. Es hora de sacudir el avispero. El poder para hacerlo está en nuestras manos.
Comentarios a: facebook.com/rossello.nevares

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