miércoles, 13 de abril de 2011

'Plebiscitando el Futuro': Columna para la clase de Redaccion Periodistica: Generos de Opinion

Miercoles 13 de abril de 2011
Por: Adrianna N. Burgos,

Ex- Tesorera Nacional PRSSA


                Los santos se visten, el pueblo se arma y las calles se decoran con publicidad ideológica y político-partidista. El bullicio rompe el silencio hasta en los lugares más recónditos y aislados de mi país. ¡Bienvenidos a Macondo en tiempos de Plebiscito! Sin duda alguna, hay rumor de guerra.

                El informe del ‘Task Force’ de la Casa Blanca, da luz verde a la movilización por parte del Gobernador Luis G. Fortuño a emprender una honrosa cruzada, con el objetivo de despojar a Puerto Rico de la indefinición ideológica que lo acapara. Si tan noble hidalgo lograra llevar a cabo con diligencia tan gentil causa, nosotros los humildes campesinos tendríamos la oportunidad entonces de decidir de una vez y por todas el futuro del estatus de nuestro país, a través de un plebiscito local dividido en dos partes.

                Se llevarían a cabo dos votaciones, en el 2011 y en el 2013, donde las alternativas serían las siguientes: (1) La estadidad, que vendría siendo la anexión total de Puerto Rico a los Estados Unidos, convirtiéndonos así en el Estado 51.  (2) El Estado Libre Asociado, estatus actual de nuestro país, en el cual mantenemos la ciudadanía Estadounidense otorgada a nosotros en el 1917, la presencia de un representante en el Congreso Federal (sin derecho al voto que conste), el estar exentos de pagar impuestos federales y tampoco está de más el recalcar que seguiríamos siendo excluidos de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Ahora, la opción de (3) la independencia sería ya la creación de un nuevo país, con nuestro propio billete y ciudadanía, y finalmente, para mí el oxímoron de todas las alternativas, (4) la libre asociación. Bajo esta se comenta que tendríamos mayor soberanía como pueblo, a la vez que mantendríamos la ciudadanía estadounidense y al ser así, la seguridad y la defensa de nuestro país serian resguardados y controlados por nuestro colonizador por excelencia.

                ¡Hablando claro, siempre ha sido el mismo sonsonete! Pero aparentemente lo que nos hacía falta era la llegada de un presidente negro y con testículos, que nos dijera ‘Déjense de la guachafita criolla’ pues la solución del estatus o fin de la colonia es un asunto de autodeterminación del pueblo de Puerto Rico. La decisión siempre ha estado en nuestras manos, ¿en qué idioma se lo tienen que decir para que capten? ¡Iniciativa pueblo! Sea la ideología que sea, es hora ya de que tomemos una posición firme al respecto de nuestra situación política, que en gran parte arrastra las consecuencias económico-sociales que vivimos en el presente.

                Ahora, me tengo que dar la tarea de ametrallar en contra de aquellos que se han tomado el atrevimiento de sugerirle a nuestro primer mandatario que deje para después el plebiscito, ya que la alternativa de obtener la estadidad se puede ver afectada por un voto de castigo en su contra. ¿Tan niños seremos? ¿Tan ignorantes que permitiríamos mezclar el estatus y futuro de Puerto Rico con la politiquería local? ¿O es que tan bien nos hemos dado a conocer? Aun así, ¡no existe razón ni motivo alguno por el cual tengamos que continuar prolongando la espera señores!

                Ya es un hecho que el plebiscito está siendo favorecido por la Rama Ejecutiva Federal y como bien argumentó el ex presidente de la Cámara de Representantes, José Aponte Hernández, sería una falta de respeto al pueblo de Puerto Rico el que se le sigan poniendo obstáculos al asunto.

Bienvenido sea García Márquez a que publique la secuela de ‘Cien años de soledad’ y me tomo el atrevimiento de sugerirle que la titule ‘Cien años del limbo colonialista’, ‘Cien años de atraso’, o inclusive ‘Cien años de incertidumbre’… Solo me queda la vaga esperanza de que como Puertorriqueños nos quitemos la venda de  conformismo que nos ciega los ojos y nos encaminemos a tomar las riendas de nuestro futuro, el de nuestro país y el de nuestros descendientes. Elevemos un cantico de lucha por una justa, anhelada y bien merecida causa.

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