Ricardo Roselló Nevares - Publicado en EL Vocero
Estos días es difícil abrir la página de un rotativo, o cambiar el canal, sin ver algún país en revuelta. Egipto, Libia, y Túnez son sólo ejemplos de pueblos que se levantan para ser escuchados y cambiar su status quo. La razón primordial citada por estas revueltas es la búsqueda de la “democracia”. Y aunque estoy parcialmente de acuerdo con esta premisa, también pienso que hay otro elemento fundamental -hasta más importante- que está en juego: la búsqueda de la estabilidad.
Podemos citar miles de factores que generan la estabilidad de un pueblo, pero entiendo que hay dos elementos esenciales: Trabajos y Producción. Si no hay producción, no hay trabajos. Si no tienes trabajo, en general, no tienes cómo mantenerte a ti y a tu familia. Si no puedes mantenerte, vives en ansiedad ante el reto de sobrevivir día a día.
Entiendo que algunos duden de la premisa, pero sólo hay que tomar países democráticos, como Estados Unidos, Japón, Colombia y el Congo, para ver cómo los primeros dos permanecen estables por su producción y desarrollo de trabajos, mientras que los últimos dos viven en constante revuelta e inestabilidad, caracterizados por la baja producción y la falta de trabajos para un gran segmento de la población. De la misma forma, podemos tomar países no democráticos, como China y Libia, donde observamos la misma diferencia en estabilidad, dada la producción y los trabajos.
Entonces, hay una clara distinción entre países estables e inestables. Dado esto, ¿dónde cae Puerto Rico en el espectro de la estabilidad e inestabilidad? Si tomamos los números de manera objetiva, Puerto Rico no produce trabajos nuevos y es uno de 5 países/territorios en el mundo que está en contracción económica. Es decir, tenemos una de las peores economías de producción en el mundo, y prácticamente sólo 1 de cada 4 personas trabaja.
Otros parámetros son menos alentadores. La educación del sistema público es de las peores en calidad del mundo y le falla a la gran mayoría de sus estudiantes. La criminalidad está rampante, cobrando vidas a niveles nunca antes vistos, y afectando la fibra de nuestra familia. Y como éstos, nos afectan muchos otros factores que hemos tocado en esta serie de columnas.
Estrictamente hablando, estamos peor que Egipto, Libia, Colombia, y Túnez ¿Por qué entonces no vemos una revolución en la Isla? La razón es sencilla. Aunque todas las condiciones están maduras para que la inestabilidad económica se transforme en una inestabilidad social, hay dos grandes amortiguadores, o “shock absorbers”, que evitan este evento:
* Veintidós mil millones de dólares ($22,000,000,000) anuales, cortesía de EE.UU.
* El pasaporte americano (y el pasaje de avión que lo acompaña)
Para que tengan una idea de cuánto dinero es despachado a Puerto Rico por los Estados Unidos, Egipto recibía $1,500 millones; el segundo país en el mundo que más ayuda recibe de EE.UU. (después de Israel). La población de Egipto es de 80 millones, mientras que la de Puerto Rico es de 4 millones. Es decir, recibimos más de 15 veces lo que recibe Egipto, y tenemos una población 20 veces menor. El neto por persona que recibimos es más de 300 veces la “ayuda” por persona de los egipcios.
Con esos $22 mil millones se mantiene un gobierno burocrático e ineficiente, y se le provee un mínimo para sobrevivir a los que no tienen empleo. Así es que se mantiene a un pueblo inestable sin desatar una revolución -dándole lo mínimo, para que se quede ahí, estancado y sin progresar, pero con lo suficiente para sobrevivir, y siendo dependiente del gobierno.
¿Y aquellos que no están felices con su condición al no tener trabajos o ganar 3 veces menos que sus conciudadanos americanos en los estados? Pueden sencillamente tomar un avión en cualquier momento, y mudarse a una jurisdicción donde existan trabajos, y donde se puede ganar $3,000 por el mismo tipo de empleo que aquí pagaría $1,000. La decisión no es fácil para la gran mayoría, pero las necesidades de producir para los suyos, los obligan a tomar esa decisión, ya que en su patria, no hay oportunidades.
Podemos concluir entonces que el status quo del ELA-Colonial tiene que acabar. Es un sistema totalmente inestable, donde cerca de la mitad de sus ciudadanos viven bajo el nivel de pobreza (>50%), donde carecen los trabajos y la producción, donde la educación es deficiente y se depende al extremo de un gobierno paternalista. En sí, es un status quo colonial que promueve el éxodo de sus mentes más hábiles y productivas hacia otras jurisdicciones.
Hay quienes dirán que, a pesar de nuestros grandes problemas, con los “amortiguadores” nos mantenemos y “sobrevivimos”, mientras que en otros países no. La cuestión es que venimos acarreando el yugo colonial por demasiado tiempo ya, y venimos sintiendo cada vez más las implicaciones negativas de esto, sobre todo en los últimos 10 años. De no cambiar nuestro curso, pronto veremos problemas aún mayores, que no habrá amortiguador alguno que los aguante.
¿Cuáles son esos problemas? ¿Qué soluciones propongo? Esto será tema para la próxima columna… Pero algo es claro: la colonia es, y seguirá siendo, el principal impedimento a nuestro crecimiento, progreso y estabilidad. El ELA-colonial esta expirado.
Y la decisión fundamental para Puerto Rico en el Siglo XXI será: Estadidad o Independencia.
*Pueden contactar al autor en facebook.com/rossello.nevares
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