domingo, 20 de febrero de 2011

Mensaje Natalicio Luis A. Ferré 2011

Mensaje del Secretario de Estado
Hon. Kenneth McClintock Hernández
Natalicio Don Luis A. Ferré
21 de febrero de 2011

"La grandeza del Hombre es conmensurable a su humildad", contestó el segundo presidente de los Estados Unidos de América John Adams a sus enemigos, cuando lo acusaron de ser vanidoso. En su época, Don Luis A. Ferré, como Adams, tuvo que enfrentar el encono de la incomprensión. No fueron pocos los que utilizaron su fortuna económica como instrumento de maldad para atacarlo, y otros, los que malinterpretaron su humildad, confundiéndola como signo de debilidad.




Hoy conmemoramos el Natalicio 107 de Don Luis en tiempos en los que su ideario, sus convicciones, sus principios, sus enseñanzas están triunfantes en la conciencia colectiva del pueblo puertorriqueño, pero tal y como sucedía cuando él vivía, bajo el mismo asedio y el mismo ataque implacable por parte de los que pretenden desviarnos hacia otro camino.

Es oportuno recordar que la lucha política de Ferré se desató en una época de oro poblada de políticos de alto calibre intelectual. Dentro de su propio partido, entre figuras de la talla de Miguel Ángel García Méndez y el Dr. Leopoldo Figueroa. Y de frente a adversarios de tal raigambre como Luis Muñoz Marín, Ernesto Ramos Antonini y Gilberto Concepción de Gracia. Es en ése firmamento repleto de luminarias, que la estrella de Luis A. Ferré brilló y resplandeció.

Los historiadores apenas comienzan a hurgar los fulgores de aquella grandeza y la cercanía de los eventos que se dieron cuando hace apenas ocho años Don Luis estaba físicamente con nosotros, todavía se interpone para anublar la justicia que se merece la épica existencia de Don Luis.

Yo les confieso que casi a diario me veo pensando en lo que hizo o dijo Ferré ante los problemas de gobierno y de política tan similares que enfrentó cuando estuvo en Fortaleza, y sobre cómo podría aplicarse su sabiduría para desenredar los entuertos del presente.

Recuerdan aquellos de ustedes que peinan canas cómo el liderato Popular atacaba a Ferré porque era millonario… porque si ganaba las elecciones entregaría el gobierno a los millonarios. ¿Acaso no es lo mismo que los líderes populares dicen hoy del gobernador Fortuño?

Cuando Ferré finalmente fue electo Gobernador de Puerto Rico en 1968, ¿entregó el poder a los millonarios? Todo lo contrario. En su primer año de gobernación pidió a la Legislatura la aprobación del Bono de Navidad y la otorgación del título de propiedad a los parceleros. Ése mismo año amplió el poder democrático del pueblo promoviendo una enmienda constitucional para otorgar el derecho al voto a los jóvenes de 18 años en adelante.

Tal parece que este gobernador que tenemos ahora igualmente acusado de entregar el poder político al poder económico, se contagió con Ferré. Acaba de imponerle nuevas contribuciones a las grandes corporaciones acaba de eliminar las contribuciones de la clase pobre y acaba de otorgar un crédito contributivo sustancial a la clase media y a la clase trabajadora. Parece ser que los líderes populares que hoy atacan a Fortuño con inusitada crueldad, andan tan despistados como sus antecesores cuando atacaron a Ferré.

Aquellos ataques destemplados… aquellos insultos aberrados… aquella mofa cruel e inhumana dirigida contra la venerable figura de Luis A. Ferré simplemente porque se atrevió, porque cometió la terrible osadía de ganar las elecciones en 1968, ¡qué mucho se parecen a este nivel bajuno a que hoy en día ha descendido el debate político en Puerto Rico! Por eso hoy, amigas y amigos, yo los invito a buscar inspiración en la grandeza de Ferré y contestar al político lujurioso que hoy blasfema, con aquellas sencillas pero muy certeras palabras que Ferré dedicó a sus adversarios políticos en 1972: "La razón no grita… la razón convence."

De aquella grandeza -la grandeza de la humildad- a la que Adams se refirió en los comienzos estadounidenses, Ferré nos dejó múltiples ejemplos. En 1949 un grupo de jóvenes estadistas fue a reclutarlo para que asumiera la presidencia del partido que había sufrido una aplastante derrota. Ferré les pidió seguir camino hacia Mayagüez para reclutar en su lugar a Miguel Ángel García Méndez, prefiriendo ser su vicepresidente. En 1964 le sugirieron declinar su segunda nominación a la gobernación y optar por un escaño por acumulación en la Legislatura. No pensó entonces en su conveniencia personal sino en la necesidad de adelantar la causa, corriendo una candidatura de escasa oportunidad de triunfo frente a la maquinaria electoral muñozista. Cuando tras la derrota le ofrecieron el escaño para el que corrió un "candidato de agua", Ferré lo rechazó diciendo: "Así no es que funciona la democracia."

En 1975 le instaron a un regreso, reanudar la campaña y postularse otra vez para la gobernación bajo el pronóstico de que la Administración Hernández Colón iba rumbo a la derrota, y optó por ceder su liderazgo a una nueva generación dirigida por Carlos Romero Barceló.

Los que hoy buscan el poder con lascivia y son capaces de la infamia con tal de ubicarse en ventaja para alcanzarlo, harían bien en buscar inspiración en el ejemplar y prolongado servicio público de Don Luis A. Ferré. En cada capítulo de esa historia hay rasgos y trazos de lo más noble en el alma, en la enjundia, en la buena conciencia, del pueblo puertorriqueño.

Yo tuve el privilegio y el honor de llegar a tiempo al Senado de Puerto Rico para unirme a las iniciativas que se desplegaron para, contrario a la costumbre de esperar a la muerte, honrar en vida el patriotismo de Don Luis A. Ferré. No obstante, hoy les digo, que Puerto Rico y los puertorriqueños nunca haremos lo suficiente profiriendo honores y reconocimientos que sean conmensurables a la obra polifacética, amplia, ancha y generosa, que la existencia de Don Luis significó para nuestra bendita Isla.

Es por tanto con sentida humildad que hoy cumplo la encomienda de representar ante ustedes, al Gobernador de Puerto Rico, honorable Luis G. Fortuño Burset, en la conmemoración del Natalicio de Don Luis A. Ferré.

Muchas gracias.

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