viernes, 4 de febrero de 2011

Sí, somos puertorriqueños y estadounidenses

Viernes, 4 de febrero de 2011
 Por:        Pedro R. Pierluisi – Comisionado Residente
 Para:      El Vocero

La discusión sobre nuestra identidad es un tema que levanta muchas pasiones en Puerto Rico.  No tengo duda de que cada puertorriqueño siente un profundo amor por nuestra patria y es importante que todos respetemos las diversas opiniones que profesamos sin cuestionar la lealtad que tenemos por Puerto Rico.

Frecuentemente utilizamos nuestras preferencias de estatus para despreciar las creencias de nuestros hermanos puertorriqueños que piensan diferente a nosotros.  Se escucha que el que es estadista es un “vende patria” o se denigra al que rechaza la soberanía americana sobre Puerto Rico.  

Recientemente algunos sectores criticaron al Gobernador Luis Fortuño por expresiones que hizo durante su viaje a España para promocionar a la isla como destino de inversión.  Sus declaraciones, las que considero perfectamente legítimas, se basaron en realidades de carácter histórico, político, jurídico y socioeconómico.

Somos ciudadanos americanos por nacimiento y, aunque hay algunos que quisieran cambiar eso, la gran mayoría de los puertorriqueños atesoran su ciudadanía y quieren que Puerto Rico tenga una unión permanente con los Estados Unidos.  Entonces, ¿por qué está mal decirlo?  Lo que hizo el Gobernador Fortuño fue declarar lo obvio.

Es totalmente cierto que Puerto Rico es un territorio estadounidense desde hace más de 110 años y que todos los que han nacido en la isla desde el 1917 son ciudadanos americanos.  Sin embargo, eso no significa que hayamos perdido nuestra puertorriqueñidad o que le hayamos dado la espalda a nuestra cultura.  Por el contrario, hoy y siempre tendremos el derecho de fomentar y defender nuestra identidad como pueblo.

La realidad es que la cultura puertorriqueña es vibrante y no es estática.  No es igual hoy que hace 500 años, ni hace 100 años, ni hace 20 años.  Nuestra cultura es influenciada por las costumbres, las aspiraciones y los gustos de nuestros conciudadanos en los Estados Unidos, de la misma forma que nuestra historia, nuestras tradiciones e nuestros intereses, y los de tantos otros puertorriqueños que residen en los estados, impactan y nutren a la cultura americana.  Es más, tanto nuestra cultura como la americana se han convertido en una amalgama de culturas.  La nuestra nace de sus raíces antillanas, su trasfondo hispánico, sus influencias africanas y el impacto de nuestra relación con los Estados Unidos; y la americana es el resultado de más de doscientos años de inmigración a esa nación de gentes de todas partes del mundo unidas por su amor a la democracia y su deseo de superación.  Si algo ha demostrado nuestra historia como pueblo, es que nuestra cultura nos inspira y nos define, y tiene plena cabida en la nación americana.

Doy fe de que uno puede ser estadista sin dejar de ser puertorriqueño.  Soy puertorriqueño primero y después viene el resto.  Soy puertorriqueño por mi origen, soy hispano por mi herencia y soy estadounidense por mis convicciones.  Y soy estadista precisamente porque amo a mi patria y quiero lo mejor para Puerto Rico.  Esa es mi historia y mi realidad.

Sea cual sea el estatus de nuestra isla, a todos nos corresponde defender nuestras tradiciones, nuestra idiosincrasia, nuestro idioma y nuestra identidad puertorriqueña.   ¡Qué falta de confianza tienen los que creen que nuestra cultura desaparecerá meramente porque logremos que se nos trate en igualdad de condiciones con nuestros conciudadanos en la nación más diversa del mundo!  Es como si no se hubieran dado cuenta del impacto que ya ha tenido y continúa teniendo la población hispana, incluyendo a los puertorriqueños, en los Estados Unidos.

Pero a nadie debería sorprenderle que se haya generado esta discusión sobre nuestra identidad, pues no tenemos un estatus digno y permanente.  El estatus actual es el que causa que un sector de nuestra población hable de que somos una nación pero no se atreva a luchar por serlo de verdad.  Se conforman con ser un territorio americano, con las serias limitaciones políticas y económicas que eso conlleva, y rehúyen decidirse en cuanto al destino político de nuestro pueblo.  Mientras tratan de sacarle el jugo a su ciudadanía americana, rechazan ser estadounidenses.  Esos son los que están confundidos.

Sí, somos puertorriqueños y somos estadounidenses; y la gran mayoría de nuestro pueblo está muy a gusto con ser ambas cosas.  Los que tengan reparos pueden abogar libremente porque Puerto Rico deje de ser un territorio y se convierta en una nación, ya sea en asociación con los Estados Unidos o totalmente independiente.  Pero al igual que yo respeto a los que aspiran a que Puerto Rico obtenga su soberanía nacional, exijo respeto para los que desean, como yo, que Puerto Rico forme parte de la federación de estados que componen la nación más poderosa y avanzada del mundo.  Que nadie pretenda cuestionar mi identidad como puertorriqueño porque yo también quiera ser estadounidense.

1 comentario:

  1. No es verdad que hay 3 opciones de estatus político para Puerto Rico

    El gobierno de Estados Unidos (EEUU) le ha hecho creer a muchos puertorriqueños que existen 3 opciones de estatus político para Puerto Rico. ¡Eso, no es cierto! EEUU quiere con eso poner a los puertorriqueños a pelear entre nosotros mismos. ¡Su estrategia ha sido genial! Tenemos 116 años como colonia de EEUU y la evidencia de que el 80% de los puertorriqueños salen a votar en las elecciones coloniales demuestra que la gran mayoría de nosotros todavía no nos hemos dado cuenta de ese embuste.

    En realidad, solo hay una opción. ¡Eso lo dice la ley internacional a través de la Organización de Naciones Unidas (ONU)! La ONU determinó en el 1960 que el coloniaje es un crimen en contra de la humanidad. Desde entonces, la ONU le ha pedido al gobierno de Estados Unidos que inmediatamente descolonice a Puerto Rico. Eso quiere decir que el gobierno de EEUU está obligado a entregarle a Puerto Rico a soberanía que ilegalmente le quitó como resultado de su invasión militar del 25 de julio de 1898.

    EEUU, hasta hoy, ha ignorado las 33 resoluciones de la ONU para descolonizar a Puerto Rico. Para esconder eso, y para aparentar ser democrático, EEUU ha querido empujarnos plebiscitos para que los puertorriqueños decidan si queremos continuar siendo su colonia, convertirnos en un estado de EEUU, o descolonizarse (independencia) como lo ha determinado la ONU.

    El problema con los plebiscitos que empuja EEUU es que:

    1. No cumple con la ley internacional de que una nación no puede tener una colonia.
    2. No cumple que la solución de la ley internacional es que la nación que tiene la colonia tiene que entregarle su soberanía.
    3. No cumple con la ley internacional en cuanto a que para decidir libremente lo que quiere un pueble, primero tiene que ser libre (descolonizado).
    4. Tiene 2 opciones que va en contra de lo que un pueblo colonizado puede escoger- continuar siendo una colonia e integrarse al imperio. Solo la opción de integrase al imperio sería posible cuando la colonia primero tenga su soberanía y luego lo decida así.

    Por eso, tenemos que hacer 3 protestas anualmente hasta lograr que EEUU cumpla con la descolonización inmediata de Puerto Rico.

    José M López Sierra
    www.TodosUnidosDescolonizarPR.blogspot.com

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