martes, 11 de enero de 2011

AAA: décadas desastrosas de “Administración Pública”

AAA: décadas desastrosas de “Administración Pública”

Por Hernán Padilla

El 63% del agua potable que se produce por la Autoridad de Acueductos se pierde, se hurta o se contabiliza. El 50 % se pierde por escapes y derrames y 13% del agua servida a los clientes no se cobra. Tiene 80 millones en cuentas por cobrar.

Supuestamente, para eliminar la dependencia del subsidio del Fondo General y mejorar las finanzas, aumentaron la tarifa en el 2006 y comprometieron aumentos futuros de 4.5% anuales.

El otro brazo de la AAA, el servicio de alcantarillado sanitario es un sistema de 4,050 millas de alcantarillado conectado a 59 plantas de tratamiento, todavía con alcantarillados “sanitarios y pluviales combinados” en el Viejo San Juan, Santurce y Hato Rey.

Aunque Puerto Rico tiene Plantas de Tratamiento Sanitario modernas, los desbordamientos de aguas negras lo acercan a un país tercermundista con ilusión de país moderno. Se reportan mas de 19,900 desbordamientos de aguas negras anuales.

Solo el 58% de las unidades de vivienda tienen servicio de alcantarillado sanitario. Todavía quedan 591,838 viviendas sin servicio. Algunas causas podrían ser la ausencia de un Plan de Uso de Terrenos, la ineficiencia que promueven los subsidios estatales y la falta de continuidad gerencial en la AAA.

En 1977, Pedro Gelabert, Director de la Junta de Calidad Ambiental, conjuntamente con EPA ordenaron un estudio que demostró que, de un total de 126 plantas de tratamiento, 96 no cumplían con los estándares federales y estatales.

En 1985, EPA tomó acción legal contra 93 plantas de tratamiento de la AAA por incumplimiento con los estándares federales. La EPA propuso, y la Corte federal ordenó, que la AAA pagara una multa $2 millones, comprara $8 millones en piezas para reparar las plantas y procediera con un programa de construcción de plantas de tratamiento regionales por $30 millones. En el 2006, para atender violaciones a la “Ley de Agua Limpia” federal y los permisos de descarga, la EPA ordenó y la AAA se comprometió a realizar 87 proyectos en un plazo de 15 años aun costo de $1,650 millones.

Si no fuera por EPA y las regulaciones federales, la Isla estaría hundida en aguas negras y no habría agua limpia en pozos, ríos, represas y hasta mar afuera.

Un claro ejemplo de incompetencia es la planta de tratamiento de Guayama que fue construida y operada por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército durante dos años. Al transferirse a la AAA se deterioró por pobre mantenimiento y el Cuerpo de Ingenieros la tuvo que rescatar y reconstruir nuevamente.

También merece análisis y discusión el contrato con Ondeo para administrar algunos servicios de una corporación pública subsidiada, en estado de deterioro y clasificación crediticia de “chatarra”.

La AAA ha defraudado al pueblo puertorriqueño durante muchas décadas. Es un aparato burocrático complejo, ineficiente, con tecnología anacrónica, que opera con el doble de “empleados por cliente” que empresas similares en los Estados Unidos y Canadá.

La Junta de Directores y la nueva Gerencia tienen retos extraordinarios para enderezar los entuertos del pasado: continuar con inversiones millonarias en tecnología e infraestructura, crear una cultura de cambio, controlar la pérdida de agua, identificar sus clientes, cobrar efectivamente por los servicios, reducir el consumo de energía eléctrica, mejorar las plantas de tratamiento y los sistemas de alcantarillado, evitar el desbordamiento de aguas negras, cumplir con los mandatos de calidad, eliminar el subsidio del Fondo General y garantizar un buen servicio de alcantarillado sanitario y de agua potable al alcance del bolsillo del pueblo puertorriqueño.

Las décadas de fracaso de la AAA deben ser objeto de examen académico por la Escuelas Graduadas de Administración Pública en los recintos universitarios. Existe evidencia pública disponible para dedicarle más de un semestre de estudio e investigación.

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