jueves, 13 de enero de 2011

La UPR que todos queremos

13 Enero 2011

LA UPR QUE TODOS QUEREMOS

Luis G. Fortuño
Gobernador de Puerto Rico


No obstante los deplorables actos de violencia perpetrados esta semana por un pequeño grupo de estudiantes encapuchados, estoy plenamente convencido de que trabajando juntos y de buena fe, todos habremos de salir airosos de la presente situación que aqueja a la Universidad de Puerto Rico. Más aún, desde ahora tenemos que empezar a trabajar en la UPR que todos queremos: un centro docente de primer orden, comparable con los mejores del mundo.

Una universidad donde nuestros investigadores puedan investigar y sus descubrimientos alcancen reconocimiento mundial… Donde nuestros profesores puedan enseñar y preparar a nuestra juventud… y donde nuestros estudiantes puedan estudiar y el premio máximo de sus esfuerzos sea la libertad de poder forjar su propio futuro.

Para ello, en los próximos días nombraré una Comisión Asesora de individuos del mayor calibre académico, solvencia moral y peritaje gerencial para que estudien y nos presenten recomendaciones para construir, si hiciere falta desde sus cimientos, la UPR que todos queremos.

Si algo nos ha demostrado el presente conflicto universitario es que la UPR, como está constituida y gobernada hoy en día, no funciona o funciona pobremente.

Tómese, por ejemplo, la bien intencionada idea de la fórmula presupuestaria. El presupuesto de la UPR se sufraga con un por ciento fijo de 9.6% del Fondo General del estado con el fin de proteger a la UPR contra posibles acciones arbitrarias del Ejecutivo o la Legislatura al asignarle el presupuesto. Eso le funciona bien a la UPR siempre y cuando los ingresos del Fondo General crezcan todos los años. Pero, ¿qué pasó cuando los ingresos totales del gobierno empezaron a mermar durante la pasada administración como resultado del desastre económico? Pues que los fondos para la UPR, que son por fórmula fija, también bajaron.

Uno hubiera esperado que administradores universitarios responsables hubiesen tomado las medidas necesarias para recortar los gastos y ajustarse los pantalones, como lo han tenido que hacer todas las familias puertorriqueñas durante la pasada “Década Perdida”… pero no lo hicieron.

Aunque los responsables no lo quieran admitir o les moleste que se lo recordemos, la raíz de la actual crisis financiera de la UPR fue el déficit que acumuló la administración anterior al negarse a hacer los ajustes necesarios cuando su presupuesto por fórmula se redujo.

Ante el déficit de $3,300 millones dejado por la pasada administración, estabilizar nuestras finanzas y reconstruir la economía de Puerto Rico ha sido tarea compartida de todo nuestro pueblo. Nuestra gente y todas las dependencias del gobierno han hecho sus recortes.

En el 2009, yo reduje el salario del Gobernador en 10%, y a los secretarios de gabinete en 5%. Hemos recortado los gastos del gobierno un promedio del 20%. Recortamos en 30% las posiciones de confianza, en 15% los contratos totales del gobierno, eliminamos viajes, tarjetas de crédito y flotas de vehículos.

Sin embargo, a la Universidad le dimos más fondos. El año fiscal pasado le asigné $105 millones adicionales a lo que le tocaba por fórmula a la UPR. Pero le advertí claramente al presidente anterior, García Padilla, que tenía que hacer los recortes y ajustes necesarios porque esa asignación de fondos de ARRA bajaba a $25 millones este año y luego se acabaría, pues era una partida de fondos federales no recurrentes.

Posteriormente vinieron a donde mí con un sinnúmero de propuestas para aumentarles las contribuciones al Pueblo -propuestas que el ex presidente de la Junta de Síndicos en este mismo espacio llamó “alternativas socialmente preventivas”, que en arroz y habichuelas quiere decir que querían que yo subiera los impuestos a los refrescos y a los vehículos de motor. Pues yo, sencillamente, les dije que no… que no le iba a imponer un impuesto más a nuestra gente y que la UPR, al igual que el gobierno, tiene que hacer como la familia puertorriqueña: vivir con los ingresos que tiene.

Esto no es cuestión de demagógicamente decir que la Universidad debe verse como una inversión, no como un gasto. Por supuesto que es una inversión. Todos estamos de acuerdo con eso. Pero aún las inversiones hay que manejarlas responsablemente. Y los que estuvieron antes no lo hicieron.

El 81% de los gastos de la Universidad lo pagamos nosotros los contribuyentes y el gobierno federal. En promedio, la UPR le cuesta más de $700 al año a cada contribuyente en Puerto Rico.

¿Cree usted, amigo lector, que deberíamos subirle a usted las contribuciones un poco más para dárselo a la UPR? ¿O piensa usted que deben ser los estudiantes y sus padres, con todas las ayudas que les estamos dando, quienes aporten un poco más?

Independientemente de si usted considera que estudiar en la UPR es un derecho o un privilegio, lo cierto es que decenas de miles de jóvenes que no pueden estudiar en la Universidad del estado se fajan estudiando responsablemente y pagando tres veces más en universidades privadas.

En el año fiscal pasado, cada estudiante recibió en promedio $4,082 en Becas Pell del gobierno federal; $1,320 para pagar la matrícula y otros $2,762 que le sobran al estudiante para otros gastos.

Más aún, el Congreso aumentó las Becas Pell en $1,200 a $5,550 al año para que los estudiantes pudieran afrontar los aumentos en costos de estudios universitarios en toda la nación.

La actual administración universitaria ha sido bien cuidadosa en imponer la carga económica más liviana posible al estudiantado, como es el caso de la cuota especial de $400 al semestre.

La excusa de la cuota es sólo eso, una excusa que utilizan los que prefieren el tranque y la confrontación. Todos los estudiantes, especialmente los de menos recursos, tienen un número de opciones para poder pagar la cuota: (1) la Beca Pell; (2) el programa local de becas de $30 millones adicionales; (3) un nuevo programa de Estudio y Trabajo con $1.7 millones en fondos federales para ampliar el existente; (4) los préstamos estudiantiles garantizados por el gobierno federal; y (5) un crédito de $1,000 en la planilla correspondiente a gastos universitarios.

Y como si eso no fuera suficiente, la administración de la Universidad les ha hecho posible a los estudiantes pagar la cuota semestralmente en cinco plazos de $80 cada uno.

Seamos honestos, los estudiantes tienen opciones para cubrir la cuota. Prueba de ello son los miles de estudiantes que ya se han registrado y pagado la cuota para el próximo semestre. Confiemos que el espíritu de diálogo que hemos propiciado rinda frutos y que, superada la presente situación, todos nos podamos dar pronto a la tarea de construir la UPR que queremos.

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