jueves, 20 de enero de 2011

Mal parados los populares en el caso Farinacci

 Jueves 20 de enero de 201
EL VOCERO

Aunque suene trillado o algunos medios hayan calificado la movida de renunciar como sorpresiva, la verdad es que la salida del representante popular, Luis Farinacci de la Cámara de Representantes era la crónica de una muerte anunciada. El legislador, quien enfrentará juicio por cargos de violencia doméstica -tras pasar las dos etapas preliminares del proceso judicial- estaba a punto de ser expulsado del Cuerpo por un informe negativo de la Comisión de Ética sobre querellas de amenazas en el marco de su caso de violencia doméstica.

Lo cierto es que la Legislatura de Puerto Rico no pierde una lumbrera del servicio público, pues se trata de un representante con un record legislativo mediocre que sólo alcanzó prominencia tras sus acusaciones formales de violencia doméstica. Ahora lo que resta es pasar revista sobre este triste capítulo en la vida pública de Puerto Rico. En términos de los medios de comunicación, no se puede ocultar que hubo mucha revictimización a la víctima, pero ese es tema de otro editorial.

Los verdaderos perdedores en este caso, sin lugar a dudas, son los representantes de la minoría del Partido Popular Democrático que cual cofradía o club de los búfalos mojados cerraron filas tras el legislador acusado en los tribunales y dejaron solo al presidente de su colectividad, Héctor Ferrer. Cabe separar de este grupete a los representantes, Carmen Yulín Cruz, Víctor Vasallo y Jorge Colberg Toro, quienes sopesaron la gravedad del asunto, pues se trata de un tema altamente ligado a la moral, mas aun dentro del problema grave de violencia de género que atraviesa Puerto Rico.

Muchos dijeron inicialmente que se trataba de un asunto personal, restándole peso a las acusaciones de violencia doméstica frente a otro tipo de casos como los de corrupción pública. Si recientemente la Cámara de Representantes expulsó a uno de sus miembros por alegaciones de sobornos, sin ni siquiera haber una acusación formal en los tribunales, no podía hacer menos en este caso que ya va para juicio. El tema de la violencia de género no se puede manejar de forma liviana, mucho menos por quienes promulgan la política pública y las leyes de nuestra Isla.

Habrá que ver con qué cara los representantes populares que cerraron filas tras Farinacci hablarán de violencia de género o buscarán el voto femenino en los próximos comicios.

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