miércoles, 12 de enero de 2011

No secuestres mi patriota ni mi bandera

No secuestres mi patriota ni mi bandera

Por Kenneth D. McClintock
Secretario de Estado de Puerto Rico

Al ver los videos anoche de los actos vandálicos nuevamente cometidos por encapuchados en la UPR, lo más que revolcó mi espíritu fue ver como manifestantes pacíficos, al igual que encapuchados violentos, secuestraban mi patriota y mi bandera.

Durante mis años como senador, exhibía en mi despacho una serigrafía que el artista Sonny Rivera García hizo de don Eugenio María De Hostos. Tenía esa serigrafía allí, a la vista de mi mirada, para recordarme su filosofía educativa y de vida, para recordarme sus luchas contra un régimen español contra el cual reclamaba derechos humanos básicos, y para no olvidar que algunos de esos derechos básicos aún quedaban por obtenerse después del cambio de soberanía. La inmensa mayoría de los puertorriqueños, incluído yo, si conociéramos todo lo que De Hostos hizo y representaba, no solo lo que algunos independentistas selectivamente nos recuerdan, somos Hostosianos.

De igual manera, la bandera monoestrellada que coloqué junto a nuestra bandera nacional en el estrado presidencial en el Senado por todos mis cuatro años presidiendo ese cuerpo, era la versión con el triángulo azul cielo. Lo hice por dos razones, primero por mi convencimiento que es una versión históricamente correcta ya que era la tonalidad de azul que engalanaba tres franjas de la bandera cubana cuando se adoptó la bandera puertorriqueña como el reverso de la de nuestra Gran Antilla hermana. Segundo, la coloqué para dejar establecido que ningún movimiento ideológico podía abrogarse versiones de nuestra bandera para sí. Nuestra bandera, La Borinqueña, es de todos los borinqueños.

Ayer, tanto manifestantes pacíficos como encapuchados violentos secuestraron la figura de Eugenio María De Hostos y "su versión" de nuestra bandera puertorriqueña. Al hacerlo, adoptan la actitud egoista, que reímos cuando un niño dice "estoes mío!", pero que nos da pena cuando lo adopta un adulto presumiblemente maduro.

De Hostos es nuestro. La Borinqueña es nuestra.

La imagen de un prócer que era educador y pacifista no debe ser secuestrado para interrumpir la enseñanza ni para culminar en actos de violencia y daño a la propiedad. Nuestra bandera, no importa la tonalidad de su bandera, no debe secuestrarse para imprimir legitimidad a una marcha que rompe el silencio que debe prevalecer dentro de una biblioteca o un mini motín que le desea "mal provecho" a los incrédulos comensales de un centro de estudiantes a la hora del almuerzo, que destroza computadoras y que realiza otros actos vandálicos y de daño a la propiedad.

Quedará por verse si, más allá de lamentar lo sucedido, la inmensa mayoría de los líderes estudiantiles y los estudiantes que, con su voto o con su abstención, representan adoptan la verdadera filosofía hostosiana y La Borinqueña, en la tonalidad de azul que quieran, para reconstruir la Universidad, inicialmente de sus daños físicos y posteriormente en todos los órdenes, para que sea lo que debe ser, el Primer Centro Docente de Puerto Rico, cronológica y cualitativamente.

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