viernes, 7 de enero de 2011

Nuestra fuerza laboral, nuestro mayor recurso

Pedro R. Pierluisi – Comisionado Residente
Publicado Originalmente en El Vocero

La clase trabajadora de Puerto Rico es uno de los mayores activos que tenemos como pueblo. Nuestra gente es capaz, responsable, leal y en muchos casos bilingüe, y esto es clave para que Puerto Rico atraiga inversión local y extranjera que genere más y mejores empleos en la isla.

No hay duda de que la creación de empleos es el reto más importante que enfrentamos como pueblo. Las estadísticas son claras. Seis de cada diez personas hábiles para trabajar en Puerto Rico han desistido de buscar empleo o se mantienen fuera de nuestra economía formal. Más aún, en la isla no hay suficientes empleos disponibles para los puertorriqueños que pueden trabajar.

Por ello, todo el liderato gubernamental, empresarial y cívico tiene que aunar esfuerzos para fomentar una cultura de trabajo en nuestro pueblo a la vez que propicia las condiciones favorables en nuestra economía para aumentar el número de empleos disponibles.

Puerto Rico necesita que todos sus residentes estén motivados a contribuir a su desarrollo socio-económico. Todo puertorriqueño hábil puede aportar mediante su esfuerzo laboral y el que gana suficiente también puede aportar con sus contribuciones al fisco. Es importantísimo que exista un compromiso colectivo para aumentar la productividad de nuestro pueblo.

Todo empleo es bueno y digno, venga de donde venga, ya sea del sector público, de la empresa privada o de las entidades sin fines de lucro. Mucho se habla de que nuestro gobierno es muy grande. Sin embargo, el problema no es que tengamos demasiados empleados públicos sino que tengamos más empleados de los que podemos pagar. De hecho, el promedio nacional del número de empleados públicos per cápita en los estados—incluyendo en sus gobiernos estatales y municipales—es de aproximadamente un 6.4% mientras que en Puerto Rico es de un 7%. Y los números en estados de población similar a la nuestra son muy parecidos; por ejemplo, Connecticut y Kentucky con un 6.5%, y Oregon y Oklahoma con 7.9% y 7%, respectivamente. Lo que es indispensable es tener los recursos necesarios para asumir el costo de todo empleo público.

Por muchos años y por culpa de malas administraciones anteriores, el Gobierno de Puerto Rico gastó desmedidamente y llegó al borde de la quiebra. Por consiguiente, al Gobernador Fortuño le tocó la difícil y controversial tarea de enderezar nuestras finanzas públicas, y de hacer en nuestro gobierno lo que todo buen padre de familia debe hacer en su hogar—evitar gastar más de lo que genera en ingresos.

Ante la difícil situación fiscal que enfrenta nuestro gobierno es evidente que el sector privado debe ser la fuente principal de nuevos empleos en la isla y que su fortalecimiento debe tener la mayor prioridad. La administración del Gobernador Fortuño ha estado tomando las medidas necesarias para crear un ambiente favorable para hacer negocios y crear más empleos en nuestra isla.

En primer orden había que reducir la burocracia y los obstáculos innecesarios para el establecimiento de nuevas empresas así como la expansión de compañías existentes. El gobierno creó la nueva Oficina de Gerencia de Permisos (OGPe) para que el proceso de evaluación y otorgamiento de permisos y endosos fluya de forma expedita, integrada y ordenada entre las distintas agencias concernidas.

Asimismo, la reforma contributiva viene a balancear justamente la carga económica que tienen los individuos y las empresas en la isla. Nuestra práctica contributiva desde los años 50 había sido favorecer a algunos sectores y oprimir a otros. La manufactura y el turismo, entre otros sectores, se han beneficiado de esta práctica, mientras los individuos y el resto de las empresas han sido asfixiados con contribuciones. Ahora tendremos un sistema contributivo justo que premie la productividad, la creación de empleos y el éxito. De igual forma, nos pondremos a la par con el resto de los Estados Unidos y los países desarrollados, incentivando el sector de servicios sin menospreciar el de la manufactura. Y esta reforma también incentivará los donativos a instituciones sin fines de lucro, propiciando que se conviertan en otra alternativa de servicio y oportunidad de empleo.

Por otro lado, la presente administración ha sentado las bases para reducir los costos energéticos que tanto afectan al sector empresarial. Los esfuerzos para aumentar las fuentes alternas de energía, la conversión de las plantas de la Autoridad de Energía Eléctrica a gas natural y los nuevos reglamentos para la generación y distribución de energía generada por el sector privado son medidas que ayudarán a reducir la factura de luz, tanto a las empresas como a los individuos, lo que tendrá un efecto multiplicador en nuestra economía.

Los retos están claros. Hay que bajar el desempleo, aumentar la tasa de participación laboral y fomentar el crecimiento económico empresarial para aumentar el número de buenos empleos en la isla. Y con unidad de propósito todos debemos y podemos lograrlo ya que nuestra fuerza laboral es nuestro mayor recurso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario